El informe forense preliminar realizado por la Forensía de Eivissa señala que la familia Costa-Prats falleció por «muerte violenta por quemaduras» y apunta «un posible suicidio» como la causa primera. María Prats, de 73 años; su marido, Juan Costa, de 77, y la hija de ambos, Elena, de 35 años y con síndrome de Down, murieron sobre las ocho y media de la noche del miércoles pasado en el garaje de su casa de la calle Gaudí de Sant Antoni tras un impresionante explosión de gas butano.

Las mujeres estaban dentro del coche y el padre, fuera, a unos dos metros de la parte delantera. Los especialistas de la Guardia Civil continúan investigando los detalles de este asunto y aún no se ha entregado el informe definitivo en el Juzgado de Instrucción de Eivissa, que lleva el caso.

Tampoco los forenses han terminado el informe definitivo. Los informes toxicológicos se realizan fuera de la isla y suelen tardar unos dos meses en llegar a Eivissa.

Sin embargo, la tesis oficiosa en todos los ámbitos es la del suicidio, aunque aún los expertos no hayan presentado todavía sus conclusiones definitivas.

El propio delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socias, llegó a decir que «todo apunta a que se trata de un suicidio».

Son muchos los detalles que señalan hacia esta hipótesis, pero sobre todo el recuerdo de la hija del matrimonio que murió ahogada en abril de 2003 cuando realizaba una regata en un llaüt acompañada de otras dos personas.

El cuerpo sin vida de Teresa Costa fue encontrado días después tras una larga búsqueda por los equipos de rescate. Oficiosamente, los expertos no creen que sea una casualidad el hecho de que la mortal explosión en el garaje coincidiera con la conmemoración de Santa Teresa.