«Me dio una puñalada por la espalda cuando estaba sentada en el banco. Me dio tiempo a verle la cara cuando me giré, a la vez que me caía de lado. Agarró el bolso, pero yo pude sujetar la correa, que se partió. Luego él huyó y, entonces, con lo que tenía, me dirigía a la policía».

La víctima de este suceso, una mujer de 80 años, resultó herida el pasado 18 de junio sobre las once y media de la mañana cuando hacía una visita a la iglesia de Santa Creu, en la calle Aragón de Eivissa. Cuando entró había tres personas en el templo pero luego, según su relato, se quedó sola. Minutos después vio a un hombre que se dirigía hacia el altar y no deparó más en él. Instantes después notó una fuerte punzada en el dorso de su espalda.

La policía detuvo al sospechoso de este robo, al parecer un delincuente habitual con delitos de robos con violencia, tras localizarle en el «Bora-Bora» de Platja den Bossa.

El acusado se sentó ayer en el banquillo para enfrentarse a los tres años y medio de prisión que pide para él el fiscal. Ante la juez Clara Ramírez de Arellano, responsable del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa y magistrada que debe decidir sobre su caso, afirmó que la afectada se «estaba equivocando de hombre». Ésta, sin embargo, lo reconoció parcialmente (en un 80 por ciento) en las fotos policiales) pero luego, tras su arresto, lo identificó sin ningún género de duda en una rueda de reconocimiento y ayer, protegida por una mampara, en la vista oral.

«Era moreno, muy feo y delgado», dijo cuando se le pidió una descripción del sospechoso y después de asegurar que nunca antes la había visto antes. «Ni siquiera en la puerta cuando entré en la iglesia», añadió.

El acusado por su parte señaló que estaba durmiendo con dos amigos en un piso de Puig des Molins cuando tuvo lugar el atraco. «Nunca hubiera podido haber hecho eso. Es como si fuera mi madre. Nunca robaría a una anciana», manifestó. Durante esa época lo único que hacíamos era ir de discotecas. No necesito dinero porque cobro una pensión porque me diagnosticaron una esquizofrenia paranoide y cobro una pensión. Me sobra», se defendió.