OTR PRESS

El huracán 'Gustav' ha devuelto a Nueva Orleans el recuerdo del 'Katrina', causante de 1.400 muertes. Las autoridades locales no quieren que se repita la devastación de 2005 y el domingo ordenaron la evacuación de la ciudad como preparación ante la llegada del nuevo huracán, al que el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, definió como «la madre de todas las tormentas».

Y es que, tras pasar por Republica Dominicana, Haití y, más recientemente, Jamaica y Cuba, 'Gustav' se desplazaba ayer hacia Estados Unidos con la posibilidad de incrementarse de categoría y tocar tierra con vientos superiores a los de 2005.

Si con el Katrina se criticó la pasividad de las autoridades norteamericanas, en esta ocasión la prevención es la clave. «Deben asustarse. Deben preocuparse y necesitan salir de Nueva Orleans ya. Esta es la tormenta del siglo», afirmó el alcalde de Nueva Orleans, en unas declaraciones rotundas y alarmistas en las que también calificó a 'Gustav' como «la madre de todas las tormentas». La orden de evacuación comenzó en la región más propensa a las inundaciones del oeste a las ocho de la mañana porque, según Nagin, el huracán «se hace más poderoso cada día».

No en vano, el poderoso fenómeno meteorológico llegó a alcanzar la categoría 4 al abandonar Cuba y adentrarse en el Golfo de México, donde se desplazaba a unos 26 kilómetros por horas y pasó a categoría 3, según informó el Centro Nacional de huracanes de Estados Unidos.

Los meteorólogos explicaron que su paso sobre Cuba debilitó los vientos más de lo esperado, lo que le llevaba a soplar hoy sobre las cálidas aguas de la zona a alrededor de 200 kilómetros por hora. Sin embargo, las previsiones son pesimistas y probablemente recuperará el nivel perdido cuando alcance mañana tierra cerca de Nueva Orleans, tocada por el Katrina cuando éste se encontraba en categoría 3.

Por eso, los ciudadanos no quieren correr riesgos y el sábado comenzaron a escapar. «Los vientos parecen más fuertes esta vez, temo que levanten los techos», relató una mujer, que escapó rumbo a Atlanta junto a miles de ciudadanos, muchos de los cuales protegieron las ventanas de sus viviendas y negocios con tablas.