Desde que abriera de nuevo sus puertas el viernes pasado, el establecimiento DC-10 ha sido denunciado en dos veces por el Ayuntamiento de Sant Josep, una por rebasar su aforo permitido y la otra por realizar funciones propias de una discoteca si tener licencia para ello, informaron ayer fuentes municipales.

En la tercera semana de junio, en comisión de gobierno, el Ayuntamiento de Sant Josep impuso a los responsables de este local una multa de 300.000 euros y una orden de cierre de un año de duración también por superar el aforo, sanción que está recurrida judicialmente por los dueños del DC-10.

Este establecimiento reabrió sus puertas el viernes tras cumplir la sanción impuesta por la Delegación del Gobierno de Balears, que ordenó el 19 de junio su cierre por dos meses en castigo por, supuestamente, tolerar el consumo de sustancias estupefacientes en el año 2005, una pena que también fue impuesta a las discotecas Amnesia, y Bora Bora y al local Kumharas, que aún está cerrado pese a que sus propietarios recurrieron la sanción por considerarla injusta ya que, según dijeron los responsables, se basa en una denuncia realizada por la Guardia Civil a una única persona que fue sorprendida fumando un porro.

Según informó en junio pasado la concejala de Gobernació de Sant Josep, Paquita Ribas, aunque los responsables del DC-10 hace años que intentan lograr la licencia de discoteca, carecen de ella, y disponen de una de café concierto con aforo para 67 personas. Según Ribas, en ocasiones este local llega a recibir «3.000 personas».

Ya en 2005, el alcalde del municipio, Josep Marí Ribas Agustinet, entonces en la oposición, cargó contra DC-10 y Bora Bora por actuar como discotecas. Sin embargo, este último local ha logrado su licencia y por el momento no se ha ordenado el cierre.