La Guardia Civil ha concluido una laboriosa investigación con la detención de una pareja andaluza residente en Sant Antoni a la que se acusa de haber grabado bajo engaños a un número indefinido de mujeres a las que drogaban para terminar abusando sexualmente de ellas después de proponerles que participaran desnudas en un posado y en rocambolesco experimento de control de orina. El material intervenido por el instituto armado ha permitido demostrar que al menos hay catorce afectadas, entre ellas una adolescente de 16 años. Se sospecha, además, que las grabaciones pudieron ser utilizadas no sólo para su uso privado sino que también podrían haberles servido a ambos individuos para lucrarse, colgándolas por ejemplo en internet.
Los dos detenidos, ambos sevillanos vecinos de la zona de es Caló des Moro y apresados ayer tarde tras reunirse las pruebas, pasarán a disposición judicial acusados de supuestos delitos de abusos sexuales, contra la libertad y la intimidad de las personas y corrupción de menores, entre otros cargos. Agentes del Area de Investigación de la Guardia Civil de Sant Antoni iniciaron sus pesquisas meses atrás después de que se supiera que existía una casa en la zona de Cala Gració donde se podían estar llevando a cabo estas prácticas. Las diligencias que se llevaban a cabo en este sentido se precipitaron después de que trascendiera en los medios de comunicación locales de la existencia de la denuncia de una de las afectadas, una modelo argentina que acudió a la policía para relatar su experiencia después de contestar a un anuncio de prensa y sentirse defraudada por lo que creía iba a ser un mero trabajo de posado. Horas después de ello, la Guardia Civil consiguió una orden de registro para entrar en el citado domicilio, momento en el que, al parecer, no se detuvo a los acusados pero sí se intervinieron ordenadores y abundante material audiovisual. Datos recogidos por este periódico indican que ambos individuos tenían contratadas hasta tres líneas de alta velocidad para «trabajar» en internet.
El grupo de agentes de la Benemérita que se ha encargado de esta investigación pasó los días siguientes visionando las grabaciones y documentación requisada hasta que pudo localizar y contactar con al menos 14 afectadas, mujeres muchas de ellas destrozadas por lo sucedido y que optaron por no denunciar y con actual residencia en distintos puntos de la isla y de la Península. Según la denuncia que trascendió en su día, la modelo fue conminada a beber alcohol y tomar cocaína después de que le hubieran puesto cables por el cuerpo, incluidos electrodos en los pies, diciéndole que formaba parte del experimento para medir la orina, trabajo por el que le prometieron cien euros. Perdió el conocimiento en dos ocasiones. En una de ellas vio a un hombre que tenía las manos en sus genitales y que le decía que sufría una infección. Al despertar la segunda vez, vio a la mujer que le había hecho fotos practicándole un '69', momento en que fue instada a que le hiciera una felación al hombre.
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