Una joven turista ha denunciado ante la Guardia Civil que un joven desconocido que se presentó amablemente cuando tomaba el sol sin compañía en es Cavallet intentó anestesiarla empleando el líquido de un pequeño frasco que sacó cuando le daba un masaje en el cuello. Cuando comprendió lo que ocurría, escapó aturdida pidiendo ayuda a una pareja que tomaba el sol cerca de ellos, mientras que el supuesto masajista huía a toda prisa, justo después de que la joven consiguiera explicar a los bañistas lo que estaba ocurriendo y que aquel hombre no era su pareja sino alguien con intenciones sospechosas.
Según la denunciante, al menos tres testigos contemplaron la huida del ho mbre.
Dos agentes de la Policía Local de Sant Josep llegaron a es Cavallet y tomaron nota de lo ocurrido pero, según la denunciante, no buscaron al sospechoso, cuya descripción facilitó: español, 33 o 35 años, unos 173 centímetros de altura, cabeza rapada, ojos azules oscuros grandes, cejas negras muy pobladas pero bien recortadas, labios gruesos, piel muy morena de estar expuesto al sol, axilas y pecho depilados, aunque no así las piernas, vestido sólo con un pareo y gafas de sol.
Los policías de Sant Josep explicaron que para denunciar debía acudir a la Guardia Civil.
Los hechos ocurrieron el pasado lunes al mediodía. La denunciante llegó en bicicleta a es Cavallet y se puso a tomar el sol en la zona cercana a las dunas. El falso masajista se puso muy cerca y se presentó como Pep, fisioterapeuta residente en Mallorca. Él dijo que era mejor ponerse cerca para poder «vigilar las cosas» mientras uno u otro se bañaban. Estuvieron hablando cerca de dos horas en esta playa nudista, cada uno en su pareo, y él se mostró siempre muy respetuoso. «Se lo curró y hasta me trajo una lata de Mahou que bebí porque me la entregó cerrada», recuerda la turista. La conversación giró hacia las actividades que al parecer se llevan a cabo tras las dunas de es Cavallet: «Si vas a dar un paseo, ten cuidado, porque vas a ver cosas...», el dijo él, tras lo cual la invitó a acompañarle. Ella no quiso. «Me preguntó si era hetero y le dije que sí, él me dijo que era bi». Finalmente, ella accedió a que le diera un masaje. Al principio él se puso en un lado y después a horcajadas sobre ella. Primero empleó crema normal y después sacó un bote con el supuesto líquido anestesiante. Ella advirtió lo que ocurría y logró escapar, al igual que él. Cuando quiso marcharse de la playa, una rueda de la bicicleta estaba pinchada y su móvil, estropeado.
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