Cada vez hay más casos de conductores que deben sentarse en el banquillo por conducir bebidos. Deben enfrentarse a acusaciones que suponen un delito y que, en el caso de Eivissa, hasta ahora, están conllevando mayoritariamente no sólo multas y privación del derecho a conducir sino también penas de trabajo en beneficio de la comunidad. Las últimas modificaciones en el Código Penal ha abierto, sin embargo, la posibilidad de que el fiscal pueda pedir, incluso, penas de cárcel.

La responsable del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, la magistrada Martina Rodríguez, señaló para ayer hasta media docena de causas contra la seguridad del tráfico en juicios rápidos en los que los acusados no se conformaron en su día con la pena que se les propuso cuando fueron detenidos. Ayer, pese todo, la mayoría sí lo hicieron.

Un vecino de Santa Eulària fue el único en que insistió en su inocencia. Dio 0,70 en la etilometría a la que le sometió la Policía Local de Santa Eulària pero aseguró que se hizo la prueba cuando no conducía sino cuando empujaba una moto de su propiedad que se había encontrado volcada en el suelo. «Acababa de salir del bar y la llevaba andando hacia el portón de mi casa, momento en que llegaron los agentes y con los que me mostré colaborador», explicó en la vista oral.

Los policías que intervinieron en este caso manifestaron que varios testigos informaron de que había una persona haciendo extraños con una moto. «Lo vimos cuando venía de la calle San Lorenzo y se metía en el puerto. Luego paró la moto en un paso de cebra», afirmó uno de los agentes.

La juez, por otro lado, impuso una multa de 900 euros, un año y un día sin carné y 40 días de trabajos para la comunidad a otra conductora de Santa Eulària sorprendida ebria tras subirse con su coche a una acera mientras circulaba. Su estado era tal que supuestamente no pudo «soplar». Asimismo, la magistrada resolvió con penas similares a otros dos hombres sorprendidos bebidos en controles llevados a cabo por la unidad nocturna de la Policía Local de Eivissa.

Uno de ellos circulaba con las luces de emergencia y sin los faros conectados. El juzgado suspendió un último caso de alcoholemia y fijó otro día para verlo.

De dos delitos contra la seguridad del tráfico tuvo que responder una joven conductora por sendas infracciones. Por el primero, además de la retitrada del carné y de los días de trabajo para la comunidad, tendrá que pagar dos multas, una de ellas en sustitución a seis meses de cárcel