A.AGUILÓ-J.BASTIDA

El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, decidió prorrogar la detención de los cuatro detenidos en el marco de la operación «Troika» realizada en pasado viernes en el municipio de Calvià y en la inmobiliaria Balear 2.001 S.L. sita el número 39 de la calle Aragó.

El ilustre magistrado, después de una intensa mañana de interrogatorios decretó que Gennadios Petrov, conocido como uno de los capos de las mafias rusas más importantes del mundo, y el resto de detenidos fueran trasladados a la capital de España para que el próximo lunes se fije la vista de prisión.

El primero en acercarse hasta el juzgado de vía Alemania fue el Fiscal Anticorrupción de Balears, Joan Carrau, que junto a los fiscales de Málaga y Madrid condujeron los interrogatorios durante la mañana de ayer. Posteriormente llegaron individualmente los detenidos, y minutos más tarde apareció en escena, entre grandes medidas de seguridad, el juez Garzón.

Gennadios Petrov, declaró durante unas dos horas, mientras que su secretaria, Ioulia Ermolenko, compareció ante el juez unos diez minutos y se ha negado a hablar.

También prestaron declaración Jurij Mijailovic Salikov, conocido como el lugarteniente de Petrov, y Khristoforov, una pieza más en el engranaje de la mafia rusa.

Los cuatro presuntos mafiosos, estuvieron asistidos en todo momentos por los letrados Gaspar Oliver, Jose Zaforteza, Roberto Mazorriaga y Miguel de Vergara, todos ellos colegiados en Balears.

La Fiscalía Anticorrupción atribuye a todos ellos los delitos de asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación de documento público y mercantil y contra la hacienda pública. Además el ministerio público atribuyó formalmente a Petrov la dirección de la organización.

A mediodía de ayer, el juez Baltasar Garzón, abandonaba el juzgado de Palma junto a los tres fiscales que le acompañaron durante el interrogatorio. Todos ellos, viajaron rumbo a Málaga para continuar con la instrucción e interrogar al resto de detenidos.

Los cuatro rusos arrestados en la Isla fueron trasladados a Madrid en aviones diferentes, con la finalidad de evitar la comunicación entre los mismos.