La titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, dejó ayer visto para sentencia el caso de un vecino de ses Figueretes que fue detenido después de que presuntamente por venganza tirara al suelo una motocicleta. El acusado, que responde de la comisión de un supuesto delito de daños y que ayer también vestía con ropa de mujer, manifestó en el juicio que no conocía al propietario de dicho vehículo y que dicho suceso tuvo lugar accidentalmente al «engancharse su falda de cola y encaje en algún sitio y apoyarse».
Un testigo, sin embargo, declaró por videoconferencia que vio claramente cómo dicha persona utilizaba «las manos y los pies» para derribar una moto con un peso cercano a los mil kilos. «Primero apareció gritando, luego comenzó a tirarse de los pelos y finalmente la emprendió con la moto. Más tarde, al llegar el dueño y la policía, arrojó el vaso de cubata que llevaba», explicó dicho testigo, persona en cuya casa de la calle Asturias se encontraba el afectado.
Según un agente que intervino tras producirse el incidente, el propio acusado relató que el dueño de la motocicleta le debía dinero y que por eso se la había tirado.
«Había bebido mucho alcohol y fumado un par de porros. Me enganché y quise salvar la falda y se cayó la moto. Sufro de claustrofobia y al ver a tanta policía me puse nerviosa, tiré el vaso e hice muchas tontería», relató el acusado.
El perjudicado, por su parte, persona que también dijo no tener relación alguna con el acusado, dijo que la moto estaba bien estacionada y que era imposible «echarla al suelo» si no era intencionadamente.
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