La Guardia Civil acordonó anteayer tarde el bar, en cuya puerta había un charco de sangre. Foto: GERMÁN G. LAMA

El hombre que fue evacuado anteayer tarde desangrándose del bar «Apache» de es Canar convalecía ayer del corte que recibió en la garganta en la planta del hospital Can Misses. La rápida intervención del 061 y la posterior actuación de los médicos de Urgencias de Can Misses fue vital para salvarle la herida. J.E.A., de 48 años, se recuperaba ayer de sus heridas tras quedar ingresado en la planta hospitalaria después de que durante la noche fuera intervenido quirúrgicamente. Fuentes del Ib-Salut informaron de que el paciente, pese a la gravedad de su herida, había tenido la fortuna de que el vidrio de la botella con la que fue golpeado no seccionó ninguna vena, arteria o nervio importante. La víctima, pese a todo, perdió mucha sangre y llegó muy débil al centro sanitario, lugar donde finalmente fue necesario intervenirlo quirúrgicamente.

El hombre que presuntamente le agredió, F.I.T., de 39 años y camarero del establecimiento donde tuvo lugar el caso, señaló en sus primeras manifestaciones que todo había sido un «accidente» después de que, tras aguantar distintas provocaciones de la víctima, perdiera los nervios al sentirse atacado e «instintivamente» rechazara una primera agresión con lo primero que encontró a mano, una botella, con la que seguidamente golpeó a J.E.A., persona que, según varios testigos, estuvo durante bastante tiempo molestando a los clientes y a los responsables del bar hasta que tuvo lugar la pelea que estuvo a punto de costarle la vida. Él mismo relató que estaba muy asombrado por la consecuencia de este acto.

Varias personas indicaron a este periódico que todas las provocaciones que se sumaron en el bar fueron por temas de fútbol y que en un momento dado el cliente lanzó algo (se especulaba con el contenido de una copa) y esto motivó la reacción del camarero del «Apache».

La Guardia Civil, por su parte, concluía ayer el atestado antes de poner a disposición judicial al camarero, persona que, en caso de comprobarse que realmente actuó por un impulso sin intención de herir o matar al cliente, podría responder ante del juez en la próximas horas de un delito de lesiones.