El empresario del ramo textil Sol Monge Conejero, fallecido el pasado lunes a los 64 años al caer por un balcón mientras supuestamente peleaba con su pareja, denunció en su momento ser una de las víctimas de las extorsiones del ex juez corrupto Lluis Pascual Estevill, condenado por el TSJ de Catalunya en 2005 a nueve años de prisión por delitos de cohecho y prevaricación, pena que el año pasado ratificó el Supremo.
Monge Conejero denunció que su abogado en 1996 le había explicado que «si pagaba dos millones de pesetas» a determinada persona, ésta se encargaría de que el juez Estevill archivara una demanda presentada por su ex mujer, una catalana también con lazos en Eivissa, acerca de la titularidad de una empresa compartida por ambos. Según informó en su día el diario El País, tras el archivo de la demanda por parte de Estevill, Sol Monge declaró que «el único pago fue de 500.000 pesetas», ya que los dos millones quiso pagarlos en letras que no fueron aceptadas.
Monge Conejero reveló todo esto después de que se rechazara una querella por supuesta prevaricación contra Estevill, a pesar de que en el escrito se admitía lo injusto de las decisiones de este juez al respecto. Por ello el afectado presentó un recurso de súplica reconociendo que pagó el medio millón de pesetas a mediados de 1993. Fuentes conocedoras de este caso, sin embargo, señalaron a este periódico que el empresario, ligado a la marca Chevignon en Eivissa, en la que tenía participación y con la que respaldaba un importante comercio en Vara de Rey de Vila, se vio sometido durante el denominado caso Estevill a múltiples presiones que le hicieron perder una buena parte de su fortuna.
Monge Conejero vivió su época dorada en Eivissa en los años 70 y 80. Sus negocios en el mundo de la moda le proporcionaron un buen nivel económico y le abrió muchas puertas entre las personalidades de la noche ibicenca de aquellos años.
El TSJ de Catalunya declaró probado que Estevill en concurso con el afamado abogado Piqué Vidal acordó extorsionar a diversos empresarios entre 1990 y 1994.
En este tiempo, el magistrado fue primero responsable del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Terrassa y después titular del Juzgado de Instrucción número 26 de Barcelona. La confirmación de la sentencia de nueve años para Estevill se produjo cuando el ex juez contaba ya con una condena firme de siete años de cárcel por delito fiscal y otra de seis años de inhabilitación por prevaricación continuada. El caso Estevill representa uno de las mayores escándalos de corrupción judicial nunca vistos en España.
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