El puesto de la Guardia Civil en Formentera en una imagen de archivo.

C. CUEVAS
Tres guardias civiles se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial acusados de un supuesto delito de lesiones y de una falta de amenazas e injurias, en un caso para el que el ministerio fiscal pidió el sobreseimiento al entender que no existen pruebas suficientes que desvirtúen la presunción de inocencia de los agentes.

La acusación particular, en cambio, solicita un año de prisión para cada uno de los imputados y la inhabilitación.

Según el denunciante los tres guardias civiles le detuvieron sin leerle sus derechos y en el cuartel le propinaron patadas y puñetazos, uno de los cuales le provocó una herida en la oreja izquierda.

Ni el médico que le atendió en el centro de salud al que le llevaron los guardias civiles cuando advirtieron que sangraba, ni el médico forense que le vio al día siguiente en los juzgados afirmaron en el testimonio de ayer que la herida pudiera haber sido provocada por un puñetazo. Tampoco escribieron en los respectivos partes médicos que presentara lesiones por golpes.

Los hechos que ayer se juzgaban ocurrieron sobre las siete de la mañana del 20 de agosto de 2003 cuando el denunciante, supuestamente, se encontraba en la carretera que une San Fernando con Es Pujols en Formentera con los pantalones y los calzoncillos bajados en medio de la calzada.