El agente que es objeto de este proceso fue detenido después de que se produjeran en un corto espacio de tiempo múltiples episodios tensos durante el pasado 2 de octubre. El acusado, un veterano de la Policía Local con un expediente intachable de 30 años de servicio y que le mereció la Medalla a la Constancia, siguió ese día al retén municipal a su mujer. Ésta se entrevistó con el actual responsable del Cuerpo, el inspector jefe Manuel Ayala, y le manifestó su estado de «agobio», según trascendió en el juicio. El acusado, a quien se le había retirado el arma el 12 de agosto al tenerse conocimiento de un posible intento de suicidio coincidiendo con sus crisis matrimonial, fue «interceptado» por un agente a la entrada del edificio. Me di cuenta de que no se hallaba bien. Se mostraba muy abatido y estaba fuera de sí. Dentro de ese estado obsesivo y de obcecación dijo que iba a matar a su mujer».
La afectada se dirigió posteriormente al despacho de su abogada protegida por dos agentes de la Policía Local. El acusado también fue a este mismo lugar. Según distintos testigos, pretendía con ello que la letrada urgiera a su mujer a que le pidiera perdón.Ante tal incómoda situación, los agentes, una testigo y la nueva pareja de la afectada se trasladaron al juzgado, siempre escoltados por la Policía Local. Dentro del edificio,como ya informó este periódico, se produjo el altercado que motivó el arresto del policía. «Le pedía que no pusiera la denuncia porque era mi perdición pero no fui agresivo», afirmó ayer el acusado. Éste, sin embargo, fue reducido y conducido a Comisaría. Dos días después ingresó en prisión.
J.J.M.
«Si logro que me salude, me compensa para todo el día. Tenía a mi mujer en un pedestal y por eso le dije que siempre la esperaría. Nunca he querido hacer daño a nadie. Sólo eran palabras. Cuando fui detenido en el juzgado, quería hablar con ella».
Estas fueron algunas de la declaraciones que realizó ayer en su juicio el agente de la Policía Local de Eivissa que fue detenido el pasado 2 de octubre en el juzgado cuando su mujer, con la nueva pareja de ésta, interponía una denuncia contra él por amenazas. El policía se hallaba en ese momento de baja psicológica como consecuencia de su ruptura matrimonial. El agente como ya se informó se enfrenta a una condena de dos años de prisión como presunto autor de un delito continuado de maltrato psíquico. Su ex mujer, como días atrás en el juzgado de guardia, manifestó sentirse «atemorizada y aterrada» por el continuo acoso que dijo estar sufriendo del que fuera su marido. «No podía aguantar más. Las llamadas y mensajes eran continuos. Me lo encontraba varias veces al día. Un día llegó a seguirme hasta la peluquería y estuvo sentado frente a mí sin decir nada durante dos horas», relató la afectada.
Según la denunciante, uno de los primeros «avisos» serios lo tuvo al recibir el siguiente mensaje: «Tengo ganas de matar a alguien y no es de la familia». Luego, recibió una llamada de su hijo que le mostraba su preocupación. Los últimos capítulos se precipitaron poco antes del incidente en el juzgado. «Quería que le pidiera perdón porque me dio un pellizco y a mí no me gustó», explicó la mujer.
Ello motivó que el policía se presentara después en el domicilio de la perjudicada, donde tuvo lugar la riña y presuntamente nuevas amenazas. «Nos dijo que dónde íbamos a ir no necesitábamos ningún piso». El juzgado también tenía pendiente valorar los informes médicos que iba a presentar la defensa y con los que se pretendía acreditar el supuesto grave estado de desequilibrio mental que sufre el agente.
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