Un momento de los cacheos efectuados por la Guardia Civil en el parking de un local. Foto: MARCO TORRES

El último fin de semana con cierre de discotecas se saldó con al menos una veintena de detenidos por delitos contra la salud pública. 19 de ellos pasaron ayer a disposición judicial. Son en su mayoría jóvenes que llevaban consigo en el momento de ser registrados por los agentes distintas cantidades y tipos de droga con las que presumiblemente comerciaban.

Las operaciones policiales se llevaron a cabo en varios locales de ocio nocturno y desplegaron a un buen número de efectivos de la Guardia Civil, que procedieron a registrar y controlar a los clientes. Este fin de semana acababa, precisamente, el cierre de discotecas, eventos que atraen a una gran cantidad de público, sobre todo joven, a la isla. Como ha sido ya publicado, Eivissa se mantiene a la cabeza de detenciones por pequeño tráfico o menudeo de sustancias estupefacientes gracias a las distintas operaciones policiales realizadas durante los meses de mayor afluencia turística, lo que ha facilitado el decomiso de todo tipo de sustancias prohibidas.

Fuentes sanitarias informaron ayer que Can Misses no registó una incidencia por intoxicaciones por drogas mayor cualquier fin de semana de agosto. La noche se saldó con cuatro jóvenes, de entre 20 y 30 años, atendidos por policonsumo, mezcla de alcohol y otras sustancias estupefacientes que no precisaron ser ingresados y que tras un primer tratamiento pudieron ser dados de alta.

La de ayer fue una jornada agotadora y de enorme trasiego para el juzgado de guardia de Eivissa. La gran cantidad de detenidos hizo que la jornada del lunes fuera un auténtico laberinto de idas y venidas, de esperas y de trabajo en el juzgado. En la puerta esperaba una gran cantidad de jóvenes, muchos de los cuales eran de nacionalidad italiana. Se repitió, así, una situación de saturación que los funcionarios de la Administración de Justicia han denunciado en reiteradas ocasiones cuando, en un periodo relativamente corto, tienen que proceder a las diligencias que conllevan los arrestos y que sacan a la luz las limitaciones personales y de espacio. Durante largas horas, detenidos, agentes y abogados tienen que compartir escasos metros cuadrados.