El juez del Juzgado de Instrucción Número 2 de Eivissa, José Espinosa, impuso una fianza de 3.000 euros para eludir la prisión a uno de los tres detenidos por las lesiones con resultado de muerte cometidas sobre el joven turista británico William Hall, de 22 años. Los otros dos detenidos, a los que se considera posibles encubridores del anterior, han quedado libertad provisional, a la espera de más instrucciones. Fuentes judiciales explicaron ayer que, con los datos que se conocen en la actualidad, «la intencionalidad no está clara» y que «ha habido mala suerte» en el caso de la muerte de Hall.
Las mismas fuentes judiciales señalaron que la persona, que al parecer no hablaba español, «tuvo dificultades para expresarse en el hospital [de Can Misses]». Según la autopsia, Hall recibió el sábado 26 de agosto en las inmediaciones del estacionamiento de la discoteca DC-10 al menos tres golpes. Uno le fracturó la nariz, otro le hundió el pómulo y el tercero, que fue en el cuello, le causó la muerte. No fue al hospital hasta dos días después, y los médicos le dieron el alta ese mismo día después de tratarle.
Al día siguiente, tres después de recibir los golpes, regresó a Can Misses y pocas horas después falleció a consecuencia de la grave hemorragia interna que padecía desde el principio.
Al parecer la discusión que acabó en tragedia comenzó cuando el fallecido y su hermano buscaban un taxi, una circunstancia que investiga la Guardia Civil por si los acusados actuaban como taxistas pirata.
Fuentes judiciales señalaron también que en este caso todo parece indicar que no había intención de causar tanto daño.
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