Los juzgados de Eivissa controlan periódicamente a sospechosos investigados judicialmente.

Hasta 150 personas pasan quincenalmente a firmar por el juzgado que está de guardia para cumplir con una medida cautelar que se les ha impuesto en cualquier tribunal del territorio nacional, una cifra que contrasta con las 70 rúbricas que suelen recogerse durante el mismo periodo durante los meses de invierno y en los que este trámite afecta casi siempre y exclusivamente a personas residentes en la isla. Casi todos los afectados que no cuentan con domicilio en algún municipio de las Pitiüses dicen estar de vacaciones o de visita en la isla.

El pasado día quince, precisamente cuando entraba en el turno de guardia el juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa, se recibieron tan sólo durante la mañana hasta 130 firmas, una cifra menor si se tiene en cuenta que ese día era día de fiesta, la festividad de la Asunción, y muchos de los sospechosos se despistaron al no tener en cuenta este dato y acudieron al juzgado bien por la tarde -cuando el juzgado estaba cerrado- o al día siguiente. La colecta de firmas obliga a los funcionarios a recoger en un formulario el nombre del acusado, establecer la causa por la que es demandado e informar posteriormente al juzgado que se ve afectado para que quede constancia de que dicha persona ha cumplido con su obligación.

Dicho trámite es independiente del trabajo diario que hay que llevar con la guardia, una situación que, en el caso de Eivissa, ha convertido las jornadas en maratonianas -prolongándolas hasta la noche y la madrugada- cuando se han producido días con hasta una veintena de detenidos. La situación es todavía más grave en el caso de Instrucción número 4, donde también entran los casos de violencia doméstica.

En muchos casos y durante los meses de verano, coincide que el sospechoso que estampa su firma cuenta con antecedentes en varios juzgados de la Península y también es conocido en la isla por alguna actuación policial.

La repetición de algún delito que se le impute suele acabar con su ingreso en prisión como preventivo. En esta situación se encuentran ciudadanos de países del Este de Europa y del Magreb cuyo concurso y presencia en la isla suele relacionarse con actividades de bandas especializadas en robos al descuido y hurtos en tiendas.