Uno de los primeros robos del año lo sufrió un comercio de la calle Vicente Cuervo de Eivissa. Foto: MARCO TORRES

A.E.A, un magrebí afincado en ses Figueretes, aseguró ayer en el juzgado que no ha quitado un «alfiler» desde que salió de la cárcel ahora hace un año. Sin embargo, ayer se sentó en el banquillo para enfrentarse a una pena de siete años y cuatro meses de cárcel por dos robos ocurridos respectivamente en Nochevieja y, dos días después, en una vivienda de la calle Músico Fermín Marí. La inocencia del sospechoso quedó en entredicho en su juicio cuando dos personas le identificaron en ambos casos como el presunto ladrón.

«Llevaba media hora durmiendo cuando sobre las seis de la mañana me avisaron de que la luna de mi tienda estaba rota. Al llegar, me encontré con un vigilante de GPS y con que me faltaban 150 euros de la caja y un bolso», explicó en la vista la propietaria del comercio, ubicado en la calle Vicente Cuervo, que fue asaltado en Nochevieja. Otro vigilante de esta empresa, que acudió al saltar la alarma, estuvo a punto de atrapar al sospechoso. El vigilante señaló ayer al hombre que estaba en el banquillo. «Le vi la cara. Cuando vi su foto en Comisaría estaba seguro al 85%, ahora que está aquí lo estoy al cien por cien». El segundo robo que se imputa al acusado se perpetró en la tarde del pasado día 3 en la calle Músico Fermín Marí. «Yo estaba trabajando de jardinero a esa hora en Jesús».Sin embargo, A.E.A., a quien constan varias condenas por robo, se encontró en su defensa con un problema similar. Una vecina le reconoció desde una ventana como la supuesta persona que manipulaba una caja de herramientas frente a un domicilio donde el ladrón, tras forzar las persianas, se apoderó de una colección de monedas de oro y de un ordenador.