Hace unos 20 años Cristophe B. sufrió un accidente de tráfico que
le dejó inválido. Quedó muy afectado psicológicamente y renunció a
quedarse en Francia y vivir del subsidio estatal el resto de su
vida. Hace ya muchos años llegó a Eivissa y en los últimos tiempos
se había montado su pequeña chabola en Santa Eulària, cerca de las
obras del Hotel Fenicia, donde malvivía de la caridad de los
vecinos de la zona.
No tan bien acabó la historia del último francés que SOS vino a
buscar a Eivissa. Era un joven de 19 años de origen coreano que
había huido de la casa de sus padres adoptivos y del internado en
el que estudiaba después de sufrir un accidente de tráfico con él
al volante en el que no hubo heridos pero en el que dio positivo en
la prueba de la alcoholemia.
Recientemente, un grupo de jóvenes se acercó al mísero hogar de
Cristophe y lo apedrearon. No sufrió heridas graves, pero el
Ayuntamiento de Santa Eulària decidió sacarlo de su chabola y
llevarlo a un hotel, donde permanecerá hasta el próximo jueves, que
será repatriado -si él acepta- a su ciudad, Lons Le Saunier, muy
cerca de la frontera franco-suiza.
Antes de que ocurriera algo peor, el Ayuntamiento de Santa
Eulària decidió avisar a la cónsul de Francia en la isla, Marie
Laure Ferrario, que a su vez se puso en contacto con Phillipe
Bastien, de la organización no gubernamental SOS À la Recherche de
Personnes Disparues (SOS En busca de Personas Desaparecidas), que
ya ha repatriado desde Eivissa a Francia a varios compatriotas con
problemas psicológicos.
Desde que Cristophe fue apedreado y el Ayuntamiento decidió
poner fin a la situación, Cáritas Diocesana se ha hecho responsable
de los cuidados que precisa este hombre.
En Lons Le Saunier le esperan sus padres, ya ancianos, que son
quienes correrán con los gastos derivados de la repatriación de
Cristophe. En esta ocasión Bastien ha llegado a la isla con un
ayudante para poder realizar el viaje hasta la frontera suiza con
suficientes garantías de éxito.
Sus padres pensaban que podía encontrarse en Eivissa porque en
alguna ocasión había comentado a sus compañeros que le gustaría
conocer la isla, pero Bastien no encontró rastro de él. Meses
después, fue encontrado ahorcado cerca de la ciudad en la que
vivía, en el norte de Francia.
Al parecer, el joven no pudo soportar la presión de enfrentarse
a un juicio, a sus padres y a sus profesores por el accidente de
tráfico.
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