Sin embargo, ayer se temía que esa cifra de muertos aumente aún
más, ya que las autoridades de Misisipi han advertido de que hay
una amplia franja en la zona costera a la que todavía no habían
podido llegar los equipos de rescate y en la que se cree que puede
haber más víctimas.
«Sabemos que hay más muertos», dijo María Yabrudi, portavoz de
la Cruz Roja estadounidense en Biloxi, una de las ciudades de
Misisipi más azotadas por el huracán, que, tras haber afectado el
jueves y viernes de la semana pasada el sur de Florida, entró el
lunes por su costa con vientos de más de 200 kilómetros por
hora.
Precisamente Biloxi es la población en la que por el momento hay
un mayor número de muertos, al menos 50, entre ellos las 30
personas que fallecieron al desplomarse un edificio debido a los
vientos que acompañaban el ciclón.
El gobernador de Misisipi, Haley Barbour, dijo ayer que recibió
informes de que podría haber unos 80 muertos en la zona, a la que
aún no habían podido acceder los equipos de rescate.
Salvando las diferencias, el alcalde de Biloxi, H. J. Holloway,
comparó la destrucción causada por «Katrina» con el maremoto que en
diciembre pasado causó más de 226.000 muertos en el sudeste de
Asia.
«Este ha sido nuestro tsunami», afirmó
Holloway.
Antes de su llegada a la costa sur de Luisiana y Misisipi, en las
labores de prevención, tres ancianos murieron el domingo cuando
eran evacuados de Nueva Orleans a Baton Rouge, al parecer
deshidratados.
Asimismo, el huracán dejó al menos once muertos el jueves y en
la madrugada del viernes pasados cuando atravesó el sur de Florida,
sorprendiendo a la mayoría de los residentes ante un inesperado
cambio de rumbo y una fuerza insospechada. Los cerca de dos
millones y medio de habitantes del área metropolitana de Miami se
vieron sorprendidos por la inusitada fuerza del «Katrina», ya que
creían que el ciclón era mucho más débil y que afectaría a una zona
mucho más al norte.
Todavía ayer, cinco días después, se calculaba que unos 117.000
hogares y empresas de la zona, equivalentes a un quince por ciento
de los usuarios, permanecían sin servicio eléctrico, mientras que
los daños, según cifras provisionales de diversas firmas
aseguradoras, podrían alcanzar los 2.000 millones de dólares.
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