Matthew Lee C., de 20 años y vecino de la ciudad inglesa de
Nottingham, fue excarcelado ayer para ser juzgado por los delitos
de lesiones y homicidio imprudente que se le imputan a raíz de una
pelea entre británicos que tuvo lugar en la madrugada del 4 de
agosto del año pasado en la carretera de Port des Torrent. La pelea
le costó la vida a Richard John Caisley, otro joven de su edad que
vivía en Newcastle y que, como él, vino el verano pasado a pasar
sus vacaciones en Eivissa.
El sospechoso, para el que durante la instrucción se pidieron
hasta seis años de cárcel, compartió banquillo con el médico de
urgencias que atendió a la víctima. Este último también ha
terminado procesado al responsabilizársele de una presunta
negligencia médica por la que se reclaman una condena de un año de
cárcel, castigo que llevaría parejas penas de inhabilitación
profesional.
«Tan sólo lo aparté, quise librarme de él, pero no fue un
puñetazo. Luego me vi en el suelo», dijo ayer Matthew Lee C. Éste y
un amigo que le acompañaba, Jack M., quien también tenía que haber
sido juzgado ayer y que no asistió pese a estar citado, fueron
detenidos justo 22 horas después de la pelea. Todo ello después de
que los agentes rastrearan la bahía acompañados por los amigos de
la víctima. Fue entonces cuando Matthew Lee C. se enteró del fatal
desenlace. «Tras la disputa salí corriendo porque estaba asustado»,
dijo ayer. Varios testigos, sin embargo, declararon ver al
sospechoso abalanzarse sobre su víctima, que iba con unas amigas a
las que, presuntamente, Jack y Matthew increparon. Estos testigos
también dijeron que Richard Caisley fue brutalmente pateado en el
suelo. Una ambulancia lo evacuó después dejando en el sitio un
reguero de sangre. Según el médico procesado, el paciente llegó
«consciente» y sin apenas sangre.«No pensé que hubiera lesiones
craneales graves. Respondió bien a todo y actué con la información
que tenía. De todas manera, le di un papel con instrucciones a su
amigo», señaló el facultativo.
Caisley regresó en taxi a su hotel. Al parecer, entonces
necesitó ayuda para llegar a su habitación, lugar donde entró en un
coma irreversible. El forense determinó en la autopsia su muerte
por un edema cerebral. El debate judicial está en aclarar si el
médico acusado debió hacer más pruebas al paciente.
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