El hombre cayó fulminado en la acera de la calle, después de ir tambaleándose unos cuatro metros. Fotos: A. SEPÚLVEDA

PEP MATAS-EMILIO LÓPEZ
Un hombre de 52 años de edad, de nombre Francisco, entró ayer al mediodía en un bar ubicado en el número 57 de la calle Joan Crespí, en Palma.

En un primer examen parece que las heridas no eran mortales, pero sí el hecho de que el suicida movía con fuerza el cuchillo cuando lo tenía clavado, lo que le produjo importantes destrozos en órganos vitales.

El local está regentado por un ciudadano chino que nunca antes había visto al hombre. Este, de nombre Francisco, traspasó la barra y de detrás cogió un cuchillo de cocina de grandes dimensiones, girando sus pasos y dirigiéndose a la calle. El cocinero le siguió, pensando quizás en principio que se trataba de un robo y hubo un intento d eforcejeo para recuperar el arma blanca. Pero ya en plena calle el hombre se clavó el cuchillo en la zona del estómago, sacándoselo y volviendo a clavárselo en varias ocasiones.

Francisco recorrió unos cuatro metros hasta que cayó como fulminado al suelo. Numerosas personas que pasaban en aquellos momentos por la calle fueron testigos de lo ocurrido, y agentes de la Policía Local fueron los primeros en personarse, reclamando la presencia urgente de una ambulancia del servicio del 061. Pero los médicos de emergencias no pudieron hacer practicamente nada más que certificar la muerte de esta persona en plena calle.

Las diligencias del caso fueron traspasadas al Cuerpo Nacional de Policía, trasladándose al lugar inspectores del Grupo de Homicidios y de la Policía Científica. De las primeras investigaciones parece que el hombre sufría una fuerte depresión, y se confirmó que no era conocido en la zona y que era la primera vez que entraba en el bar.

El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense donde le será practicada la autopsia.