En un primer examen parece que las heridas no eran mortales, pero
sí el hecho de que el suicida movía con fuerza el cuchillo cuando
lo tenía clavado, lo que le produjo importantes destrozos en
órganos vitales.
El local está regentado por un ciudadano chino que nunca antes
había visto al hombre. Este, de nombre Francisco, traspasó la barra
y de detrás cogió un cuchillo de cocina de grandes dimensiones,
girando sus pasos y dirigiéndose a la calle. El cocinero le siguió,
pensando quizás en principio que se trataba de un robo y hubo un
intento d eforcejeo para recuperar el arma blanca. Pero ya en plena
calle el hombre se clavó el cuchillo en la zona del estómago,
sacándoselo y volviendo a clavárselo en varias ocasiones.
Francisco recorrió unos cuatro metros hasta que cayó como
fulminado al suelo. Numerosas personas que pasaban en aquellos
momentos por la calle fueron testigos de lo ocurrido, y agentes de
la Policía Local fueron los primeros en personarse, reclamando la
presencia urgente de una ambulancia del servicio del 061. Pero los
médicos de emergencias no pudieron hacer practicamente nada más que
certificar la muerte de esta persona en plena calle.
Las diligencias del caso fueron traspasadas al Cuerpo Nacional
de Policía, trasladándose al lugar inspectores del Grupo de
Homicidios y de la Policía Científica. De las primeras
investigaciones parece que el hombre sufría una fuerte depresión, y
se confirmó que no era conocido en la zona y que era la primera vez
que entraba en el bar.
El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense donde
le será practicada la autopsia.
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