El residente ibicenco, natural de Barcelona y muy conocido en la
isla, se hallaba de vacaciones en Tailandia, como ha hecho
habitualmente en los últimos años, con su mujer Mónica, de
nacionalidad sueca y de la misma edad de él, y con su hija Ana, de
unos 8 años. Las informaciones sobre cómo se produjo su supuesta
desaparición son confusas. Varias fuentes, entre ellas amistades
del empresario, explicaron que la propia mujer llamó por teléfono a
Suecia muy alarmada diciendo que había visto cómo el mar se llevaba
a su marido y a su hija.
Al respecto, un portavoz del Ministerio de Exteriores señaló que
por la embajada de Bangkok se tenía conocimiento de que el nombre
del empresario de Santa Eulària figuraba entre los 400 españoles
sobre los que se pide información sin que se pueda hablar de ellos
como oficialmente desaparecidos».
Fuentes de este mismo ministerio señalaron que, en un primer
momento, se tuvo también la información de que la hija de Vila
Peris también había desaparecido, pero posteriormente se comunicó
que la habían encontrado sana y salva. Ayer tarde se especulaba con
que la niña permanecía con una familia sueca mientras su madre,
Mónica, era tratada en un hospital por el fuerte impacto emocional
que sufría. La agencias informaban a última hora de la tarde de
ayer que ésta, tras recuperarse, había podido tomar un vuelo a su
país natal.
Se da la circunstancia de que Tailandia, y más concretamente la
zona turística de Phuket, es un destino muy reclamado por los
países escandinavos. Los últimos teletipos de agencias hablaban de
1.600 turistas suecos desaparecidos en Tailandia. En los recuentos
de la mañana se relataba que en las payas de Phuket se habían
recogido ya 770 cadáveres, muchos de ellos pertenecientes a
personas alojadas en hoteles.
Las autoridades españolas no habían reconocido ayer tarde
ninguna víctima mortal por el seísmo, aunque sí reconocían la
hospitalización de 18 personas de este país en hospitales
tailandeses. Algunos medios de comunicación,sin embargo, informaban
ayer de al menos tres españoles sobre los que existían serios
motivos para estar preocupados. Entre ellos, se citaba a Manuel
Vila.
«No se puede decir nada con exactitud. Cuando fue lo de las
Torres Gemelas se especulaba con 600 españoles desaparecidos. Luego
no hubo ninguno. Ahora se barajan 400 nombres, pero pueden estar en
países que no se han visto afectados o muy lejanos de los sitios
donde se sintió gravemente el seísmo, como China o Japón», comentó
un portavoz de la dirección general de Comunicaciones
Exteriores.
Manuel Vila llevaba ahora las riendas de Oceamar, una sociedad
náutica ubicada en el puerto de Santa Eulària después de que
anteriormente hubiera estado ligado a otras dos empresas del
sector: Viamar y más antiguamente a la firma Náutica Santa Eulària.
«No sabemos bien lo que ha pasado y es lógico que estemos
preocupados», dijo ayer uno de los primeros socios del
empresario.
Plenamente integrado en la sociedad ibicenca. Incluso algunas
fuentes destacaron que llegó a pertenecer a la directiva de la
Asociación de Empresarios Náuticos de la Pimeef. El empresario se
instaló definitivamente en la isla en los año 80, al igual que la
que sería su mujer, hasta tener su último domicilio en una casa de
campo de la antigua carretera de Santa Eulària. A Mónica también se
le vinculó con una tienda de ropa de Eivissa, pero, al parecer, ya
no tenía esta ocupación.
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