Los maremotos han dejado un paisaje desolador.

U.H.
Manuel Vila Peris, un empresario del sector náutico de Santa Eulària de 51 años, fue presumiblemente arrastrado por una de las olas que generó el maremoto que asoló el pasado domingo la costa de sudeste asiático. Desde entonces su paradero es una incógnita. Su mujer y su hija fueron atendidas por las emergencias, pero, en principio, no se teme por sus vidas. Amigos de Manuel Vila, sin embargo, mostraron su preocupación porque tampoco tenían ninguna noticia de la mujer desde que ésta, al parecer, efectuó una primera llamada de alarma a Suecia, país en el que reside su madre.

El residente ibicenco, natural de Barcelona y muy conocido en la isla, se hallaba de vacaciones en Tailandia, como ha hecho habitualmente en los últimos años, con su mujer Mónica, de nacionalidad sueca y de la misma edad de él, y con su hija Ana, de unos 8 años. Las informaciones sobre cómo se produjo su supuesta desaparición son confusas. Varias fuentes, entre ellas amistades del empresario, explicaron que la propia mujer llamó por teléfono a Suecia muy alarmada diciendo que había visto cómo el mar se llevaba a su marido y a su hija.

Al respecto, un portavoz del Ministerio de Exteriores señaló que por la embajada de Bangkok se tenía conocimiento de que el nombre del empresario de Santa Eulària figuraba entre los 400 españoles sobre los que se pide información sin que se pueda hablar de ellos como oficialmente desaparecidos».

Fuentes de este mismo ministerio señalaron que, en un primer momento, se tuvo también la información de que la hija de Vila Peris también había desaparecido, pero posteriormente se comunicó que la habían encontrado sana y salva. Ayer tarde se especulaba con que la niña permanecía con una familia sueca mientras su madre, Mónica, era tratada en un hospital por el fuerte impacto emocional que sufría. La agencias informaban a última hora de la tarde de ayer que ésta, tras recuperarse, había podido tomar un vuelo a su país natal.

Se da la circunstancia de que Tailandia, y más concretamente la zona turística de Phuket, es un destino muy reclamado por los países escandinavos. Los últimos teletipos de agencias hablaban de 1.600 turistas suecos desaparecidos en Tailandia. En los recuentos de la mañana se relataba que en las payas de Phuket se habían recogido ya 770 cadáveres, muchos de ellos pertenecientes a personas alojadas en hoteles.

Las autoridades españolas no habían reconocido ayer tarde ninguna víctima mortal por el seísmo, aunque sí reconocían la hospitalización de 18 personas de este país en hospitales tailandeses. Algunos medios de comunicación,sin embargo, informaban ayer de al menos tres españoles sobre los que existían serios motivos para estar preocupados. Entre ellos, se citaba a Manuel Vila.

«No se puede decir nada con exactitud. Cuando fue lo de las Torres Gemelas se especulaba con 600 españoles desaparecidos. Luego no hubo ninguno. Ahora se barajan 400 nombres, pero pueden estar en países que no se han visto afectados o muy lejanos de los sitios donde se sintió gravemente el seísmo, como China o Japón», comentó un portavoz de la dirección general de Comunicaciones Exteriores.

Manuel Vila llevaba ahora las riendas de Oceamar, una sociedad náutica ubicada en el puerto de Santa Eulària después de que anteriormente hubiera estado ligado a otras dos empresas del sector: Viamar y más antiguamente a la firma Náutica Santa Eulària. «No sabemos bien lo que ha pasado y es lógico que estemos preocupados», dijo ayer uno de los primeros socios del empresario.

Plenamente integrado en la sociedad ibicenca. Incluso algunas fuentes destacaron que llegó a pertenecer a la directiva de la Asociación de Empresarios Náuticos de la Pimeef. El empresario se instaló definitivamente en la isla en los año 80, al igual que la que sería su mujer, hasta tener su último domicilio en una casa de campo de la antigua carretera de Santa Eulària. A Mónica también se le vinculó con una tienda de ropa de Eivissa, pero, al parecer, ya no tenía esta ocupación.