Alex Bellini estuvo durante toda la mañana de ayer en la playa de Llevant buscando sus pertenencias entre los restos del naufragio. Fotos: G.ROMANI
14/11/04 0:00
El aventurero italiano Alex Bellini reconocía ayer, con más calma pero también con cierta sensación de impotencia que en el momento crucial todo fue tan rápido que no tuvo tiempo de tener miedo. «Pero sí una sensación de impotencia al ver que nada podía hacer para evitar que el barco se fuera a las rocas», dijo un día después de que su travesía de 7.378 kilómetros con un bote de remos entre Génova y la Guayana Francesa estuviera a punto de acabar trágicamente.
Alex lamentaba muy especialmente la pérdida de sofisticado material de navegación como dos GPS, un teléfono celular que, según sus palabras, le costó varios meses de sueldo, instrumentos para la navegación vía satélite que él mismo había podido recuperar inicialmente y llevar hasta la playa después de que su embarcación, bautizada como «Rosa de Aquatama», se partiera en múltiples pedazos.
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