La acusación particular pedirá el miércoles tres años de cárcel para tres empresarios, acusados de instalar un mecanismo de escucha y grabación para conocer las conversaciones que mantenía su empleada en una fábrica de muebles de cocina de Sevilla. Los empresarios, según ésta, instalaron en septiembre de 1997 un mecanismo de escuchas disimulado junto al aparato de fax de la oficina y durante dos años escucharon, grabaron y conservaron las conversaciones de su empleada. Los acusados R.G.D., J.M.R.C. y A.M.G., que serán enjuiciados en el juzgado penal 1 de Sevilla, presuntamente instalaron el mecanismo de escuchas «con el fin de indagar en el vida privada» de la trabajadora y «descubrir sus secretos y su intimidad».

Cuando en marzo de 1999 la empleada descubrió el micrófono, según la acusación, los tres socios de la empresa insistieron en que aquello era simplemente un «amplificador de fax». Los abogados de la afectada también pidieron que se llevara a juicio si los acusados espiaban lo que ocurría en los aseos. Este último punto no será enjuiciado al no hallarse indicios de ello durante la instrucción.