La culpa la tuvo el «JB» y dos botellones en los aparcamientos de sendas discotecas de Eivissa. Ese es al menos el argumento que esgrimió en su defensa un joven residente de la zona de Puig des Molins que ayer fue juzgado por un presunto atentado después de que acabara a golpes con el conductor de un camión de basura y con dos agentes de la Policía Local de Eivissa. Aseguró que en pocas horas se bebió casi una botella de este whisky.

El acusado, sin embargo, se enfrenta a dos años y un mes de prisión después de que tanto el fiscal como las acusaciones particulares consideraran que dicha persona no iba ni mucho menos bebida cuando días atrás provocó un grave altercado en la calle Lucio Oculacio. Su abogada defensora, sin embargo, sopesó la posibilidad de que éste fuera también bajo los efectos de las drogas.

Uno de los agentes afectados, además, reclama una indemnización de 600 euros por los supuestos daños morales que le ocasionó la agresión. «Tengo una hija de ocho años que está traumatizada desde que me vio llegar a casa con la cara destrozada. No duerme y se preocupa mucho cuando ve que me voy a trabajar», explicó en la vista el policía.

El suceso ocurrió cuando el acusado y su novia regresaban a casa y se encontraron que un camión de recogida selectiva de basura bloqueaba su paso al franquearle la calle un coche mal aparcado que, curiosamente, se presume era del joven que luego fue detenido. El conductor del camión tuvo que encerrarse en la cabina del vehículo al verse atacado El acusado volvió a la carga cuando llegaron dos agentes de la Policía Local y le anunciaron que el conductor afectado había decidido denunciarle. «Fue entonces cuando actuó muy violentamente dando cabezazos y puñetazos, hiriendo en la cara a mi compañero y rompiéndonos a todos las gafas», señaló el otro agente.