Amenide D., de 24 años, y su supuesto compañero Mohamadou Al.S., de
35, fueron detenidos días atrás por la Guardia Civil en Sant Antoni
cuando se les sorprendió en el aparcamiento de un bar escondidos
detrás de una furgoneta y supuestamente con 131 éxtasis encima.
El arresto de ambos se ha convertido este verano en un caso
atípico por la cantidad de droga que supuestamente portaban. La
estadística está revelando que los traficantes que están siendo
sorprendidos en zonas de ocio de la isla ofreciendo droga entre
potenciales clientes apenas están llevando una decena de
comprimidos de éxtasis encima. Igual ocurre con otras sustancias
estupefacientes que también son demandadas, sobre todo cocaína y
hachís.
La consecuencia inmediata es que, en caso de arresto, las
acusaciones fiscales pueden verse reducidas sensiblemente al
sembrarse la duda de que todos los estupefaciente requisados
pudieran ser para autoconsumo.
Las sospechas se encaminan a que las estrategias de venta han
cambiado. Los traficantes actúan ahora en grupos, más o menos
organizados, y con la droga muy distribuida entre varias personas
para reducir al máximo los riesgos en caso de ser detectados por
las fuerzas policiales o por el personal de seguridad de las
discotecas.
La Guardia Civil, dentro de los controles que se están llevando
a cabo en zonas de ocio, ha detenido en las últimas semanas a una
decena de jóvenes supuestamente dedicados a actividades de ventas
de estupefacientes al 'menudeo'. A excepción de los dos citados,
ninguno de los sospechosos llevaba mucha droga encima. Fuentes
policiales confirmaron que también había indicios de sobra para
pensar que éstos 'trabajaban' en concurso con otros jóvenes que
había en la zona.
Todos estas precauciones van encaminadas principalmente a
reducir riesgos si se produce una detención, según se desprende de
esta nueva forma de operar. También disminuye las 'pérdidas' si se
localiza a un miembro del grupo. Los fiscales suelen formalizar sus
acusaciones por tráfico, siempre y cuando no se sorprenda a los
sospechosos recogiendo dinero a la vez que entregan droga, si al
acusado se le decomisan unas 40 pastillas, cantidad que ya se
presupone destinada al lucro.
La diferencia puede estar, una vez que se concluya la
instrucción del caso, en que todo quede en una multa administrativa
o uno de estos pequeños traficantes se siente en el banquillo ante
la Audiencia Provincial jugándose penas de prisión que rondan los
seis años.
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