Casi dos años después, Auman, el piloto del catamarán se sentó en el banquillo de los acusados.

Ulrich Wilhem Auman, el magnate alemán acusado de un doble homicidio involuntario por atropellar con un catamarán a tres jóvenes que iban en una moto de agua, ha sido absuelto porque la juez ha considerado que no incurrió en «imprudencia, ni grave ni leve, en su conducta». El accidente se produjo en agosto de 2002 en aguas de Illetes, en Formentera. Fallecieron dos de las tres chicas que se desplazaban en la moto de agua y la tercera, entonces de 15 años, resultó herida grave. La acusación particular en este caso es el anfitrión de las jóvenes, Thierry Roussel, ex marido de Cristina Onassis, que solicitaba cuatro años de prisión para Auman por cada delito de imprudencia grave con resultado de muerte, además de millonarias indemnizaciones para las familias de sus jóvenes invitadas. Finalmente, la juez ha rechazado ambas peticiones de la acusación y declara de oficio los costes procesales. Durante el juicio, se planteó como asunto clave el hecho de si la colisión se produjo porque la moto se cruzó en el camino del catamarán o si, por el contrario, el catamarán embistió a la moto. En la sentencia, la juez considera probado que «el catamarán navegaba, abandonando la zona de la playa, en dirección al puerto de La Savina, hacia mar abierto, en maniobra de aceleración; por la mura de babor del catamarán, con el mismo rumbo y trayectoria paralela, navegaba a unos 30 ó 40 metros del catamarán, la moto náutica, propiedad de Thierry Patrick François Roussel, (...); la moto náutica navegaba a mayor velocidad que el catamarán, adelantándole, realizando, repentinamente, un giro a estribor de más de 90º, cruzándose por la proa del catamarán, con la parte interior del patín o casco de estribor del catamarán, cuyo piloto no pudo evitar la colisión pese a haber parado de forma inmediata los motores, debido a lo sorpresivo de la maniobra de la moto náutica». Todo esto coincide con lo relatado por todos los testigos del accidente menos con lo relatado, en la segunda vista del caso, por los marineros del yate del empresario Fernando Fernández Tapias.