El juicio sobre el accidente que acabó con la vida de dos jóvenes
invitadas de Thierry Roussel y que murieron al chocar su moto de
agua y un catamarán dio ayer un giro radical a causa del testimonio
de tres tripulantes del yate «Nufer», propiedad del empresario
Fernando Fernández Tapias, que fueron testigos de la colisión.
Los tres ofrecieron a la juez una versión muy distinta a la que
brindaron en la primera sesión, celebrada el pasado tres de mayo,
otros dos testigos del accidente.
En aquella primera vista, dos patrones de yate que estaban en la
zona del accidente, que se produjo en agosto de 2002, aseguraron
que la moto de agua en la que se desplazaban las tres jóvenes -dos
fallecieron y la tercera, que tenía 15 años en 2002, resultó mal
herida- iba a gran velocidad y se cruzó en el camino marcado por el
catamarán conducido por el empresario alemán Ulrich Wilhem Auman,
que supuestamente no pudo evitar el choque y que ahora se enfrenta
a una acusación formulada por Roussel y una petición de una pena de
tres años de cárcel y una indemnización de un millón de euros para
las familias de las tres jóvenes.
Pero ayer, el capitán, el jefe de máquinas y otro tripulante del
yate de Fernández Tapias declararon que, prácticamente, el
catamarán pilotado por Auman arrolló a la moto en la que iban las
tres jóvenes, originarias de países del este europeo. Según sus
testimonios, el catamarán navegaba a gran velocidad, a más de 40
nudos, dijo uno de ellos, mientras que la moto, aseguraron, no iba
a más de dos o tres nudos, una velocidad a la que ni siquiera
levantaba estela.
Finalmente, la acusación particular contra el alemán no presentó
ayer un documento con el que se pretendía demostrar que el acusado
no dispone de permiso para pilotar el catamarán en el mar, sino
sólo en lagos.
Al parecer, tampoco Auman ha presentado ningún permiso para
pilotar estas embarcaciones, al igual que la familia de una de las
jóvenes fallecidas, la que conducía la moto de agua, tampoco ha
entregado el permiso de la chica para llevar motos de agua. A todo
esto hay que sumar que, tal y como dijo en la primera sesión del
juicio el capitán marítimo, Jesús Valera, citado a declarar como
perito independiente, la ley de parques naturales del Govern balear
prohibe la navegación de motos de agua en áreas protegidas, como es
el caso de la playa de Illetes, en Formentera, donde ocurrió el
accidente.
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