Absuelta de asesinato. Así lo anunció anoche el portavoz del
tribunal popular que ha juzgado el caso de Titti Lilian Irene
Gyllenas, la mujer sueca que fue acusada del asesinato de su ex
marido, el cabo de la Guardia Civil Francisco Orejana, de 31 años,
que apareció muerto a golpes en su domicilio de Palmanova en el mes
de febrero del pasado año. Orejana llevaba diez años en Balears y
su primer destino fue el antiguo puesto de Sant Josep, en
Eivissa.
La juez Margarita Beltrán le indicó a la mujer sueca que
abandonara el banquillo de los acusados.
Titti Lilian Irene Gyllenas se abrazó a una amiga suya que
estuvo presente en la lectura del veredicto. Después se abrazó a su
abogado defensor, Fernando Mateas.
La mujer ha permanecido durante 20 meses en la prisión de Palma.
Fue detenida diez días después de que apareciera el cadáver de su
ex marido.
La decisión del jurado no fue, en realidad, una sorpresa. Las
pruebas que aportó la acusación, basadas en la investigación que
realizó la Guardia Civil, eran muy débiles. No se ha podido
demostrar la hora exacta de la muerte y, aunque había indicios que
situaban a la acusada en el escenario del crimen, las pruebas no
han sido suficientes para declararla culpable de un delito, por el
que podría haber cumplido 20 años de prisión. La Guardia Civil no
encontró huellas ni sangre de la mujer en el lugar del crimen, así
como otras pruebas que pudieran considerarse directamente
incriminatorias para la sospechosa. El fiscal, sin embargo, había
solicitado al jurado un fallo condenatorio.
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