El cadáver fue encontrado por los submarinistas de la Guardia Civil.

La propia mujer de David Blanco Campalans, de 31 años y vecino de Sant Jordi, fue la que inquieta dio aviso a la Guardia Civil después de que hubiera llegado la noche sin ninguna noticia sobre su paradero, mientras sus amigos también le buscaban.Unas diez horas antes, sobre las dos de la tarde, éste había salido a practicar pesca submarina, un deporte que solía realizar en la zona de Cala Vedella. La muerte le sobrevino cuando buceaba anteayer cerca de es Vedrà, en las proximidades del faro de este islote y a un kilómetro del bajo de sa Bota, un lugar paradisiaco para los submarinistas deportivos.

La tragedia, sin embargo, no pudo ser confirmada hasta las tres de la madrugada. Amigos y familiares de la víctima habían comenzado por sus propios medios la búsqueda de David Blanco cuando se contactó con la Benemérita poco antes de la medianoche. Al instante se activó un dispositivo de rescate que movilizó a una embarcación de Salvamento y al Geas de la Guardia Civil, medios apoyados por un helicóptero. Las tareas de rastreo que se iniciaron pasada la medianoche estuvieron acompañadas una búsqueda paralela por tierra, que permitió localizar el coche y el remolque del fallecido en Cala Vedella. La tragedia se vislumbró cerca de la una de la madrugada cuando dos amigos de David Blanco hallaron su zodiac cerca del faro de es Vedrà. Poco después se recuperó la boya que los submarinistas utilizan para señalizar su posición. El operativo, al no haber ninguna pista más, volcó entonces todos sus esfuerzos en este lugar. A las tres de la madrugada los submarinistas de la Guardia Civil hallaron el cuerpo sin vida del joven de Sant Jordi a un profundidad de 22 metros. Su cadáver fue llevado hasta el puerto de Eivissa, lugar donde se determinó que la causa más probable del óbito había sido la asfixia por inmersión.