Los ladrones, explicó Harto Montero, utilizan varios métodos. En
ocasiones han llegado a emplear una zodiac para no tener que
acceder a los yates a través de los pantalanes e intentar
garantizar una huida más segura. Pero el método más utilizado es
entrar al yate cuando no hay nadie en su interior desde los
pantalanes. Es el caso del «Cheque Bon», una Fairline 62 de 19
metros de eslora propiedad de un valenciano de cuyo interior se
llevaron en la primera semana de agosto joyas, dinero y la
documentación. Lo mismo ocurrió días después con el «Tutti Frutti»,
un yate de 15 metros de propiedad alemana al que los ladrones
accedieron desde una zodiac. No consiguieron consumar el intento de
robo, que se produjo aproximadamente a las 23 horas, porque sus
dueños subieron a bordo en ese momento y los ladrones huyeron.
Estos son dos casos, pero ha habido muchos otros robos, asegura
Harto Montero. De una lancha Camarge 50 de bandera británica, la
«String Fellows» también fue objeto de un robo en el que sus
autores consiguieron llevarse, cuando su patrón estaba a bordo, un
reloj marca Rolex. Algo parecido ocurrió en el yate «Prinzessin».
En estos casos se trata de robos limpios, sin violencia, pero se
han dado otros casos en los que los autores de los robos sí han
empleado la violencia.
Los clientes de Marina Botafoch acostumbran a ser personas de
gran poder adquisitivo a quienes los robos les preocupan a pesar de
que sus pólizas de seguros cubran este tipo de incidentes, pero ni
la mitad de lo que les preocupa el empleo de la violencia, precisó
Montero Harto. «Para intentar evitar este tipo de robos, los
comerciantes hemos llegado a organizar rondas de vigilancia junto
con nuestros clientes y, además, hemos tenido que aumentar la
contratación de vigilantes privados [sin armas]», añadió el
portavoz de los brokers náuticos de Marina Botafoch. Los robos con
violencia a patrones de yates que recalan en Marina Botafoch se
suelen producir cuando estos regresan a sus casas desde el yate o
desde el Café Sydney, ubicado dentro de las instalaciones del
puerto deportivo. Harto Montero sospecha que los ladrones trabajan
con ojeadores, que avisan a sus compañeros cuando la víctima
regresa a su domicilio. Este es el caso dos clientes que regresaban
a sus casas desde las instalaciones del puerto deportivo y fueron
asaltados antes de llegar a sus casas para robarles sus relojes
marca Rolex. En ambos casos se empleó la violencia para
arrebatarles los relojes. La mayor parte de los robos aquí
relatados fueron denunciados ante la policía por sus víctimas.
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