En todos los casos, un cómplice esperaba al atacante en un
ciclomotor para asegurar la fuga. Fue en uno de los últimos robos
cuando una de las víctimas tuvo los reflejos de enfrentarse al
ladrón. Además, consiguió apuntar parte de la matrícula del
ciclomotor que utilizaron para escapar, a pesar de que la placa
estaba tapada con una zapatilla.
A partir de esos números de matrícula, los agentes llegaron
hasta el rent-a- car en el que los supuestos ladrones alquilaron el
ciclomotor. En esta casa de alquiler los acusados facilitaron datos
falsos sobre su domicilio en Eivissa. La policía no ha explicado
cómo, pero lo cierto es que las pesquisas acabaron por conducirles
a un piso de ses Figueretes, cerca del cuál se encontró el
ciclomotor. Finalmente, el pasado viernes se detuvo a una persona
cuando se disponía a utilizar este vehículo. A raíz de la
información obtenida tras esta detención se pudieron practicar las
otras tres. También se hallaron las llaves de otro ciclomotor, éste
con matrícula italiana, que supuestamente era usado para lo mismo.
Cuando se realizaron las detenciones, se comprobó que los
documentos de identidad presentados estaban expedidos a nombre de
otras personas y con un lugar de nacimiento distinto al napolitano.
La policía piensa que intentaban evitar que se les relacionara con
el sur de Italia. Esta banda era itinerante. Es decir, iba rotando
a sus componentes, enviándolos a otras zonas turísticas españolas
cuando ya habían realzado varios robos en la isla. Además, sacaban
los relojes de la isla justo después de robarlos.
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