Los dos vendedores sordomudos fueron abordados por los agresores en la calle Albacete. Fotos: M. TORRES
Los agresores rompieron uno de los bates en la agresión.

B.M./J.J.M.
Los supuestos turistas británicos que presuntamente cometieron la agresión bien pudieron actuar, al sentirse engañados o robados, en venganza contra los dos sordomudos polacos. Uno de ellos, G.S., de 28 años, se halla ingresado en la Policlínica con una fractura craneal. Es conocido que en verano se trasladan a la isla sordomudos de esta nacionalidad que suelen intentar alternar la venta de productos diversos, como calendarios y mecheros, con robos al descuido. Entre estos grupos también se suelen producir rencillas y peleas por el control de zonas.

De hecho, las dos víctimas no quisieron dar apenas explicaciones cuando una patrulla de la Policía Local de Sant Josep intervino sobre las diez de la noche al tener conocimiento de lo ocurrido poco minutos después de que se produjera la reyerta en la calle Albacete, frente un minigolf que hay en la zona. Los agentes intentaron localizar a los sospechosos trabajando sobre la hipótesis de que los asaltantes habían sido turistas británicos por los pocos datos que pudieron recoger. Su localización fue imposible después de que los presuntos atacantes se camuflaran en la multitud con otros turistas.

Según la información recogida por este periódico, los presuntos agresores, uno de gran corpulencia y todos ellos sin camiseta, iban en principio acompañados de una mujer. Ésta, sin embargo, se quedó al margen cuando los británicos se acercaron a los dos sordomudos y les apalearon con los bates de béisbol. Uno de los palos se rompió por la mitad en uno de los lances. El otro también quedó abandonado en el lugar de la pelea.

El principal afectado presentaba lesiones importantes en la cabeza y también contusiones en un brazo. Una ambulancia del Centro Galeno, dotada de médico, asistió a los dos heridos. Al menos uno de ellos fue evacuado a Can Misses. Tras examinarse su lesión en la cabeza, los facultativos consideraron preceptivo su traslado a la Policlínica del Rosario para nuevas pruebas.