Detrás de la venta ambulante en Sant Antoni se esconde en algunas ocasiones el tráfico de estupefacientes.

La protesta se originó, según este colectivo africano, porque un agente de la Policía Local de Sant Antoni roció con un spray paralizante a una joven senegalesa llamada Fatu, acompañada de varias compatriotas que, al igual que ella, estaba haciendo trenzas junto a un establecimiento.

La versión de la Policía Local es radicalmente distinta. La policía niega rotundamente que se utilizara el spray y asegura que esta mujer, Fatu, se tiró al suelo haciéndose la desmayada.

La policía dice que recibió una llamada de un establecimiento que alertó de que un grupo de senegalesas estaba haciendo trenzas y que habían sido sorprendidas intentando robar carteras. Por este motivo los agentes acudieron al lugar. Cuando llegó una patrulla motorizada, las senegalesas echaron a correr, según el relato policial, y cuando se les dio alcance una de las chicas se tiró al suelo simulando un desmayo.

A su alrededor, varias compañeras empezaron a decir que la joven Fatu había sido maltratada y rociada con spray paralizante, según la policía.

Un portavoz de los agentes explicó que lo que ocurre en realidad es que en las últimas semanas se está intentando atajar enérgicamente el grave problema de la venta ambulante en Sant Antoni, una actividad eminentemente estival en la que abundan los senegaleses y que, por este motivo, el colectivo está agitado y, además, está diseñando sus estrategias para tratar de impedir que la policía acabe con su medio de vida.