Los fallecidos son el comandante mallorquín Isidoro Turrión y el
doctor Francisco Naharro, padre de la delegada del Gobierno en
Castilla-La Mancha, Encarnación Naharro, quienes ingresaron con
parada cardiorrespiratoria en el Hospital General de Albacete. El
jefe de la Comandancia, Antonio Lázaro Gabaldón, se encuentra en
estado grave tras haber sido intervenido de dos heridas por arma de
fuego en el hemitórax izquierdo y en la cara interna del muslo.
El presunto autor de los disparos, quien dijo en su día que
había sido destituido por haber descubierto supuestas
irregularidades en la Comandancia, también está en estado grave.
Peñafiel ha sido intervenido de una herida por arma de fuego con
orificio de entrada en la región parietal derecha que presenta
hemorragia y pérdida de masa encefálica. Los hechos se produjeron
sobre las 10:30 horas, cuando el teniente coronel Antonio Peñafiel,
que se encontraba exento de servicio y pendiente de asignación de
destino tras haber sido relevado como jefe de la Comandancia y le
había sido retirado el permiso para llevar armas, entró desarmado
en el acuartelamiento y se dirigió a un despacho en el que se hizo
con una pistola.
Una vez con el arma en su poder, salió y efectuó los disparos
que acabaron con la vida del médico y del segundo jefe de la
Comandancia e hirieron al actual jefe del acuartelamiento que había
tomado posesión de su cargo el pasado 22 de abril, para
posteriormente dispararse en la cabeza, informaron fuentes de la
Benemérita. El teniente coronel atribuyó en febrero pasado su
destitución al frente de la Comandancia de la Guardia Civil en
Albacete a un supuesto «complot» de los mandos del instituto armado
en su contra por «descubrir irregularidades y privilegios entre los
oficiales de la Comandancia», mientras que el Ministerio del
Interior explicó el cese debido a la falta de idoneidad del oficial
para ocupar el puesto.
Entre estos «privilegios», Peñafiel citó, en declaraciones a los
medios de comunicación, el reparto del complemento de productividad
entre los componentes del escalafón más alto de la Benemérita en
Albacete. «Había una queja generalizada entre las escalas más bajas
del personal de los puestos que nunca cobraba dicha productividad
que iba a parar todos los meses a la mayoría de oficiales de la
comandancia y a un escaso número de suboficiales, cabos y
guardias», dijo en su día a los periodistas.
El comandante Turrión, fallecido en el tiroteo, es hijo de un
oficial de la Guardia Civil y su hermano está en la actualidad
destinado en la Plana Mayor de la Comandancia de Palma. El mando
mallorquín estuvo prestando servicio en los cuarteles de Bunyola,
en Mallorca, y de Sant Antoni, en Eivissa, y estaba considerado
como un oficial «muy brillante» que obtuvo unas calificaciones
excepcionales y que en los últimos años, coincidiendo con sus
ascensos a capitán y comandante, se había trasladado a la
Península. Ayer, su hermano, nada más conocer el alcance de la
tragedia, abandonó la Comandancia de Palma con destino a
Albacete.
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