Cualquier persona que viaje constantemente a Formentera sabe que el paso de Es Freus es un punto caliente. El oleaje allí siempre es más intenso que en el resto del trayecto y, cuando hay temporal, las condiciones de navegabilidad se hacen tan extremas que obligan a suspender las líneas. Además, la presencia de peñas y de alguna que otra baliza dificultan la navegabilidad, sobre todo para quienes no conocen bien sus secretos.

Hay casos que ilustran la peligrosidad del punto. Tal y como recoge José Miguel López Romero en su libro «Crónica de unas islas Vol.3», en agosto de 1962 el barco de pasajeros «Rivera Prima» chocó contra un bajo de Es Freus. Para evitar nuevos accidentes se colocó en el bajo de la Illa es Porcs una baliza sobre una torre de cemento que se elevaba desde un fondo de 6,5 metros hasta pocos centímetros del agua y que desaparecía cada vez que había temporal. El barco «Rivamahón» topó con esta torre de cemento (sin baliza) en noviembre de 1975, lo que le provocó una vía de agua en su casco que estuvo a punto de hundirlo.

El abril de 1991 los cinco tripulantes del pesquero «Vilamar» fueron rescatados del barco, que se hundió en la zona de es Freus por una vía de agua. Como este hay decenas de casos que muestran que es un punto negro.