Antonio Navarro fue arrojado al vacío en este acantilado de s'Illa Plana el 25 de abril de 2002.

El sospechoso, que ayudaba en sus desplazamientos a la víctima y que supuestamente actuó por despecho después de que El Antón no quisiera entregarle el dinero que llevaba encima (180 euros escondidos en un zapato), se enfrenta a una acusación de asesinato y a una pena pedida por el fiscal de 20 años de cárcel. Sobre su inocencia o culpabilidad deberá decidir un jurado que se reunirá en Mallorca, lugar donde se están celebrando este tipo de causas relacionadas con Eivissa al carecer ésta última isla de un lugar acondicionado para realizarlos.

El ministerio público no ha valorado por el momento ninguna circunstancia modificativa que concurra en la presunta responsabilidad del sospechoso a pesar de reconocerse durante la investigación su condición de toxicómano. A ello se suma, además, que tanto el acusado como la víctima fueron vistos por varios testigos consumiendo en un bar de la Avenida de Santa Eulària poco antes de que Antonio Navarro fuera llevado a la fuerza en un macabro paseo por el paseo Juan Carlos I hasta las inmediaciones del faro de Botafoc.

El sospechoso, que contaba con 14 detenciones anteriores y uno de cuyos hermanos cumple condena por otro asesinato, se halla también incriminado por una prueba genética de ADN después de que en la mano de la víctima se encontraran unos cabellos que le relacionaran indiciariamente con lo ocurrido.