Las excavadoras han cumplido con su misión. Tras iniciar el pasado miércoles el derribo de la antigua sala de fiestas de Sa Tanca, en Sant Antoni, en la jornada de ayer la maquinaria pesada terminó de derribar la estructura que ha sido utilizado como domicilio por numerosos 'ocupas' durante los últimos años, convirtiendo el lugar en un foco de delincuencia, según las autoridades y los comerciantes de la localidad. Pero no todos los muros de Sa Tanca serán derribados. Los obreros dejaron ayer la pared exterior del recinto, que de momento no se derruirá. Asimismo, los árboles ubicados en los 10.000 metros cuadrados que ocupaba la sala de fiestas también serán respetados.

Fuentes de la Policía Local de Sant Antoni señalaron que ayer ya no fue necesaria su presencia en la obra. Sí lo fue el pasado lunes, cuando las excavadoras debían empezar el derribo y hubo un enfrentamiento dialéctico con los 'ocupas' que finalizó con el aplazamiento hasta el miércoles de la demolición. En dicha fecha la policía volvió a estar presente y, aunque hubo algún pequeño momento de tensión, el desalojo de Sa Tanca se llevó a cabo sin mayores incidencias. De este modo, ha quedado cerrado uno de los puntos más polémicos del municipio. En el solar resultante se edificará un nuevo inmueble próximamente.