Fuentes de la Policía Local de Sant Antoni señalaron que el
derribo debía haber comenzado el pasado lunes, pero se abandonó
finalmente el intento tras una discusión con la veintena de
personas que habitaban ilegalmente en el edificio, quienes, ante la
presencia de la policía municipal, solicitaron un tiempo para poder
llevarse sus pertenencias.
El derribo se pospuso hasta ayer, aunque también hubo algún
momento de tensión que, finalmente, no finalizó en ninguna actitud
violenta. Uno de los obreros que participaron en el derribo indicó,
por otra parte, que uno de los 'ocupas' llegó a apoderarse de las
llaves de una de las excavadoras, las cuales pudieron ser
recuperadas. También mencionó que podría haberse ofrecido dinero,
unos 1.200 euros, a los 'ocupas' para que procedieran al
desalojo.
La Policía Local, por su parte, informó de que no se había
producido ningún incidente de relevancia. Los 'ocupas' abandonaron
el lugar, algunos hacia el cámping situado a escasos metros de Sa
Tanca y otros se dispersaron indicando que intentarían pasar
algunos días en casas de amigos y conocidos.
Antoni Marí Tur, alcalde de Sant Antoni, se congratuló ayer por
el inicio del derribo de Sa Tanca, para el que los propietarios
solicitaron el apoyo de la Policía Local y al que consideró como un
punto generador de «suciedad y delincuencia» del municipio y en el
que han llegado a convivir, durante la temporada estival, hasta
sesenta personas que, en algunos casos, viajaron a Eivissa para
encontrar trabajo. Marí Tur añadió que en el solar en el que
quedará convertido la antigua sala de fiestas los propietarios del
terreno edificarán próximamente un nuevo inmueble.
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