Los hechos enjuiciados ayer tuvieron lugar a consecuencia de un parto en Can Misses en febrero de 2001.

El doctor F.J.G.R., absuelto en una causa pasada después de que una mujer muriera de un cáncer de pecho, volvió ayer a sentarse en el banquillo para enfrentarse a una nueva acusación de negligencia médica formulada en esta ocasión por una paciente a la que hubo que extraer manualmente la placenta tras un parto y a la que posteriormente el mismo facultativo atendió en Can Misses al llegar con una fuerte hemorragia. Todo acabó con un legrado después de que se constatara que pasados los días aún había «abundante restos placentarios» fijados al útero de la mujer.

«Seguí el tratamiento correcto y comprobé que no faltaba ningún trozo de placenta. No había ningún motivo clínico para sospechar y pensé que la mujer sufría una fuerte regla como suele ser frecuente en este tipo de casos. Cuando la mandé a casa no sangraba», aseguró ayer el acusado.

El fiscal, al contrario de lo que ocurrió en el caso anterior, sí ha visto indicios de una presunta imprudencia médica y, junto con la acusación particular, ha presentado cargos que pueden motivar la inhabilitación del ginecólogo de Can Misses durante tres años, aparte de penas de arresto y una indemnización cercana a los dos millones de pesetas por las secuelas sufridas por la afectada, una joven vecina de Sant Antoni que en febrero de 2001 dio luz a su primera hija en Can Misses.

Los acontecimientos se precipitaron en la madrugada del 14 de marzo, casi 20 días después del alumbramiento. La paciente llegó a Urgencias sangrando. El doctor F.J.G.R. le puso un gotero y aparentemente se cortó la hemorragia. La paciente dice lo contrario. Fue trasladada a casa en ambulancia y tres horas después sufrió un fuerte sangrado que obligó a una UCI del 061 a intervenir. Ya hospitalizada se le trató y se comprobó que precisaba un legrado y, previamente, una transfusión de sangre por las pérdidas sufridas. «Cuando el doctor F.J.G.R. la recibido en Urgencias y vio lo que pasaba tenían indicios suficientes para sospechar por los antecedentes. Era de sentido común ingresarla en ese momento y confirmar la causa del sangrado», argumentó el abogado de la paciente.

El informe forense, en este sentido, avaló que era necesario haber buscado el origen de la hemorragia y más aún conociéndose las circunstancias en que se produjo.