Fátima G.V., una joven madrileña que residía en el camping de «la
Florida», pereció de un infarto cerebral en abril de 2000 como
consecuencia de las graves lesiones que descubrieron los servicios
médicos en su cráneo después de que una ambulancia la evacuara de
la cama donde había estado postrada en coma durante doce horas. La
policía detuvo un año después a su novio tras una denuncia que
informaba de que, lejos de un accidente, todo había sido un crimen
planificado.
El juzgado, tal y como se informó en su día, abrió una
investigación ante la posibilidad de que su hubiera cometido un
homicidio, actuación que ha concluido finalmente con el archivo
provisional de la causa al no hallarse prueba alguna que
incriminara al entonces sospechoso. De hecho, el novio de la
fallecida, Victorino M.C., un joven con antecedentes policiales y
que incluso fue arrestado en su día en su día por la Guardias Civil
en una importante investigación antidrogas, no llegó a entrar en
prisión por este hecho después de que los primeros pasos de la
investigación judicial despertaran las dudas sobre el contenido de
la denuncia al haber sido formulada por una persona enemistada con
el detenido, según se aclaró en los primeros pasos que dio el
juzgado.
El acusado se defendió asegurando que, lejos de haber planeado
la muerte de su novia, como se inducía a pensar por la denuncia
presentada en Comisaría y en la que se señalaba que éste había
colocado a la mujer en el capó de un coche para dejarla caer tras
haberle dado antes un paliza, ésta se había producido como
consecuencia real un fatal accidente y no de una simulación.
Victorino M.C. afirmó que ambos volvían al camping en un coche tras
una noche de copas. Fátima G.V. cayó del vehículo en marcha y fue
arrollada, según esta misma versión. Agregó que tras dejar en la
cama a la chica creyendo que no era tan grave se marchó.
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