En sus primeras declaraciones a la policía, Kim Dae Hwan, de 56
años, que también tuvo que ser hospitalizado debido a las
quemaduras de segundo grado que sufrió, dijo haber comprado el
combustible en una gasolinera antes de subir al metro. Kim admitió
ante los inspectores policiales que prendió fuego a los dos
recipientes plásticos con gasolina que llevaba consigo porque
quería suicidarse.
«Pensé que era mejor morir con otras personas que sólo», dijo a
la policía el presunto pirómano, que cuenta con un historial médico
de desequilibrios mentales desde que sufrió una parálisis cerebral.
Numerosos testigos que sobrevivieron a la catástrofe dijeron a las
televisiones locales que vieron al presunto autor jugando
repetidamente con un mechero, e incluso fue reprendido por un
viajero para que dejara de hacerlo.
La cifra de víctimas puede crecer notablemente por la gravedad
de los heridos, que sufren quemaduras e intoxicación por gases
tóxicos, y por la existencia de otras 320 personas que se dan por
desaparecidas. La tarea de recuperación de los cuerpos, así como
las dificultades de identificación son complicadas al encontrarse
los cadáveres calcinados en el interior de los vagones .
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