En la imagen puede apreciarse el estado en el que quedó el coche en el que viajaba Manuel Cujilema.

Un brutal accidente de tráfico segó el pasado día 6 de enero la vida a Manuela Cujilema, una joven ecuatoriana de 33 años de edad. Desde entonces, su familia ha hecho todo lo posible para obtener el dinero que permitiera repatriar su cuerpo a su país natal, un objetivo que, al fin, han logrado resolver remitiendo el dinero necesario desde Ecuador, aunque no ha sido un camino fácil. Según Alberto Cujilema, hermano de la fallecida y que ha permanecido en al isla cerrando todos los trámites para la repatriación, confirmó ayer a este periódico que, finalmente, el cuerpo de Manuela regresará a casa en los próximos días.

«Ha sido difícil, pero la familia ha podido enviar el dinero y ha quedado todo resuelto», indicó. Durante las tres semanas transcurridas desde el fatal accidente, la familia intentó solicitar una ayuda económica a diversas instituciones para efectuar la repatriación, aunque, por ejemplo, los Servicios Sociales de Eivissa sí se hacían cargo de los gastos de un entierro en la misma isla pero no del traslado del cuerpo a Ecuador. Y a los gastos que suponía la repatriación se unían los referentes a su permanencia en el tanatorio ibicenco. La solidaridad con la familia partió directamente de los compañeros de clase del instituto de sa Blanca Dona de una de las hijas de la fallecida, la cual, al igual que sus dos hermanos, se encuentra ya en Ecuador.

Sin dudarlo, el pasado día 22 redactaron una carta en la que se mencionaba la situación que atravesaba su familia y solicitaron una pequeña aportación al alumnado. Su esfuerzo, ejemplar y solidario, logró reunir 500 euros. Manuela Cujilema falleció después de que el automóvil en el que viajaba como acompañante, un Peugeot 309, matrícula IB-2696-CT, se saliera de la vía en el tramo que lleva de la carretera de Santa Eulària a Jesús e impactara violentamente contra el muro de piedra de un corral. El conductor del automóvil, Martín C.A., quedó gravemente herido.