La casualidad ha hecho que el turista que resultó herido en sa
Penya, con lesiones menos graves a pesar de recibir una puntada
cerca de los riñones, se viera en una circunstancia similar a la
que le costó la vida a Jorge Cardona, natural de Sant Jordi y
vecino de Santa Eulària., que no tuvo tanta suerte. La Guardia
Civil detuvo horas después del crimen a Juan Torres Ferrer, un
antiguo toxicómano, entonces de 23 años de edad y con problemas
mentales, tras seguir los últimos paso de la vida de la víctima,
cuyo cuerpo apareció destrozado en una zona arbolada situada junto
al hotel Ses Estaques.
Según la investigación realizada en su día por el instituto
armado, el presunto asesino y la víctima fueron vistos tomando
copas durante la noche de 27 al 28 de marzo de 1995 en distintos
establecimientos de Santa Eulària. El cadáver de Jorge Cardona fue
descubierto poco después de las dos de la madrugada. La Guardia
Civil, más tarde, descubrió a unos tres kilómetros y en un camino
vecinal el Peugeot 309 de la víctima, utilizado, según todos los
indicios, para rematarle contra un árbol que hizo las funciones de
«pared». El coche presentaba sangre en su parachoques y tenía su
rueda delantera izquierda reventada.
El sospechoso, que se hallaba en tratamiento psiquiátrico tras,
al parecer, haber sufrido dos accidentes de tráfico, tenía
antecedentes por robo. Ante el juez, Torres Ferrer dijo finalmente
estar muy bebido y no saber muy bien qué había hecho, pero antes
tuvo que desdecirse de otra declaración que supuestamente había
realizado y en la que señalaba que había matado «por placer» tras
tener una conversación en la cárcel con uno de los implicados en el
crimen del taxista José Clapés y éste explicarle lo que se sentía
cuando se mataba a alguien. En su última declaración confesó que la
entrevista con el citado reo nunca le mencionó nada y lo hablado
era un puro invento.
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