Las embarcaciones que cubren la línea entre las Pitiüses, ayer, amarradas en Eivissa. Foto: MARCO TORRES

G. R./P. T./AGENCIAS
Un camarero y una azafata, empleados del buque «Federico García Lorca» de la compañía Baleària, sufrieron ayer heridas de diversa consideración después de que el barco realizara un movimiento brusco a causa del mal tiempo cuando iniciaba el trayecto Palma-Eivissa, que tuvo que ser suspendido a continuación. Según fuentes del puerto palmesano, el barco tuvo que regresar al mismo pasadas las ocho y media de la mañana ante la imposibilidad de realizar el viaje. En ese momento, las mismas fuentes señalaron que se registraban vientos de fuerza 8 (70 km/hora).

Fuentes del 061 indicaron que el hombre, que se rompió una pierna a causa de la brusca maniobra, y la mujer, que se hizo un corte en la cabeza, fueron trasladados en ambulancia a la clínica Rotger de Palma.

La comunicación entre las Pitiüses tuvo que ser suspendida a partir de las diez y media de la mañana de ayer (con la única excepción del «Aigües de Formentera», que efectuó el trayecto entre Eivissa y Formentera a la una del mediodía). La supresión definitiva de la línea entre ambas islas se dio a las cuatro y media de la tarde, tras registrarse rachas de viento de fuerza 7 y 8, incluyendo momentos en los que la intensidad del viento llegó a fuerza 9.

Se cerraba de este modo una jornada que dio comienzo con cierta normalidad pese al temporal de llebeig que dio comienzo en la madrugada de ayer lunes. Hasta las nueve y media de la mañana, los denominados rápidos cumplieron normalmente sus trayectos, pero el contínuo empeoramiento climatológico obligó a suspenderlos. De hecho, los ferrys, embarcaciones que los días festivos zarpan más tarde de lo habitual, ni siquiera intentaron hacerse a la mar una vez se comprobó que los rápidos habían desistido en su intento de realizar los trayectos.

Esta suspensión afectó a un grupo de turistas que, desde las diez de la mañana, permanecían en el puerto de la Savina esperando inútilmente una embarcación para así poder enlazar con sus respectivos vuelos de regreso a la península.

En tierra, el viento causó algunos desperfectos. En la carretera de Santa Agnès, sobre las once y media de la mañana, los bomberos tuvieron que retirar de la calzada un olivo que había sido derribado por el vendaval. En Sant Antoni hicieron lo propio con una farola. Para hoy se espera que continúen los vientos de entre 40 y 50 km/hora.

La Guardia Civil de Eivissa atendió ayer a una denuncia de la compañía Baleària referente a una pasajero ebrio que importunaba al resto de los viajeros del buque «Manuel Azaña» que efectuaban el trayecto entre Palma y Eivissa. El capitán del barco se negó a que dicho individuo continuara rumbo a Dènia, por lo que la Benemérita le desembarcó en el puerto ibicenco, una actuación que se llevó a cabo sin dificultad. El «Manuel Azaña», pese al mal tiempo, continuó su ruta.