La urna funeraria hallada la pasada semana por unos niños en la playa de Niu Blau y que contenía los restos de una mujer francesa incinerada en Cannes en marzo de este año fue arrojada en aguas de Tagomago y llegó a la orilla arrastrada por el mar.

Así debió ocurrir después de que un familiar de la difunta se presentara para reclamar el jarrón encontrado y explicara que la fallecida había pedido que se tiraran sus cenizas al mar en esta zona. La urna finalmente fue tirada al mar sin abrirla por las dificultades que tenía abrir la tapa después de que se llegara a las cercanías de Tagomago en un barco, acción que se realizó sin pensarse en lo que luego ocurrió.