El Tribunal Supremo ha condenado a un joven a pagar 60.100 euros a una chica a la que pegó un pelotazo en la cara con un balón de cuero, que la dejó prácticamente ciega de un ojo. Los hechos ocurrieron en 1992 en Alcalá de los Gazules (Cádiz), cuando el joven tenía 17 años y ella 16. El Supremo confirma la sentencia de la Audiencia de Cádiz, que condenó a los padres del joven, Mariano M.Q., a pagar la indemnización solidariamente con su hijo.

El alto tribunal no acepta que Mariano estaba pasándose la pelota «prudentemente» con unos amigos, ya que «el impacto que dió lugar a las lesiones provino de un desplazamiento violento que revela que, al menos, en ese golpeo del balón no se actuó con la precaución que correspondía».

Para el Supremo, «el juego con una pelota no es de por sí susceptible de generar un especial riesgo», aunque no es completamente inocuo. El Supremo estima que, de forma incuestionable, «era previsible la posibilidad de dañar, como ocurrió, a terceros».