Jens Martins fue hallado muerto, junto a su moto, en una cuneta de Colinas Aníbal.

El juzgado no ha podido encontrar pruebas que sirvan para procesar a la única persona que hasta la fecha ha figurado como sospechosa en el asesinato del alemán Jens Martin, de 41 años y muerto de tres disparos en agosto de hace dos años cuando regresaba a su casa de Colinas Aníbal tras haber estado en las fiestas de Sant Agustí. El caso ha sido provisionalmente cerrado y se abrirá sólo si aparece una pista o una declaración que fundamente la realización de nuevas pesquisas. Ello, sin embargo, no es todo. La Justicia alemana decidió en su día abrir su propia investigación y de ella podrían derivarse datos obtenidos en la misma Alemania que motivarían un vuelco.

La investigación española, por contra, se encuentra agotada. En su última fase estaba pendiente del resultado de una prueba con un arma, reclamada al sospechoso, un alemán residente en la isla, en su día detenido por la Guardia Civil después de que varias pistas confluyeran en su persona. Los trámites para esta prueba tampoco sirvieron para arrojar la luz que se esperaba y el caso entró en un callejón sin salida.

Jens Martin, natural de la ciudad alemana de Munich, fue hallado muerto por una vecina en la mañana del día 29 de agosto de 2000 junto a la «scooter» de color negro que acababa de comprar y en medio de un charco de sangre. El asesino le disparó tres veces y no se descarta que momentos antes de hacer fuego le arrollara con un vehículo. La víctima recibió un disparo en el tórax, otro en el brazo, y un último en el cuello, cerca de las cervicales. La investigación no descartó que éste último tiro fuera efectuado para rematarle.

Las gestiones emprendidas por la Benemérita culminaron con la detención de un residente alemán después de que se conociera su carácter extremadamente violento y distintas circunstancias que sustentaban la existencia de una relación de clara enemistad con el fallecido, así como su presunta pasión por las armas. Incluso, su persona se relacionó al encontronazo que tuvo Martin con un conductor en Sant Agustí la misma noche del crimen.