La cafetería «Croissant Show» fue asaltada dos veces por un encapuchado.

Francisco N.F., de 40 años de edad y más conocido como el «Nano», ha logrado salir airoso de todos los cargos que ha ido acumulando después de que la policía le detuviera a principios del pasado mes de noviembre como principal y único sospechoso de la oleada de atracos a mano armada que estaba sufriendo la Marina. El «Nano», con amplios antecedentes policiales, ha quedado libre de toda responsabilidad después de que, tras lograr que no se le juzgara por los tres primeros robos ocurridos, haya sido absuelto del único atraco por el que se presentó acusación formal. En esta vista, se jugaba cinco años de prisión.

La juez del juzgado de lo Penal número 2 ha dictado sentencia absolutoria después de que se desdijera durante el juicio otro vecino de sa Penya cuyo testimonio fue recogido por la policía y del que derivó la detención del sospechoso, persona en cuyo domicilio se halló una pistola de aire comprimida que fue relacionada, pero no definitivamente, con los robos que estaba protagonizando un enmascarado. No hubo más pruebas, ni huellas, incriminatorias en la cafetería «Croissant Show», lugar donde actuó el encapuchado por última vez el pasado 7 de noviembre tras dar una patada a la puerta trasera del local.

La magistrada entiende que no es creíble la nueva versión dada por el testigo de cargo, la única persona que pudo ver algo del rostro del asaltante al caérsele parcialmente la bufanda. Sin embargo, destaca que no puede apoyarse en este cambio de parecer para hallar pruebas condenatorias porque, según lo que siempre declaró, nunca dijo explícitamente y con seguridad que fuera Francisco N.F. el ladrón, persona que, por otra parte, siempre ha mantenido su inocencia. La policía le detuvo tras considerársele auto de otros dos robos en una casa de cambio y un primero en el «Croissant Show». Tras su arresto, se acabaron los atracos.

Un botín de 18.000 pesetas
El último asalto en «Croissant Show» reportó la ladrón un botín de 18.000 pesetas. Éste era el dinero que había en caja registradora. Los empleados huyeron al ver la pistola que esgrimía el encapuchado. Este salió corriendo por sa Penya.