Lo vivido durante estos últimos tres días en Eivissa y Formentera
se resume perfectamente en la confesión de un bombero, que
aseguraba que alguno de sus compañeros llevaba dos noches sin
dormir a causa de los servicios de emergencia provocados por el
temporal. Precisamente, el bombero de guardia desplazado a
Formentera el pasado viernes continuaba ayer en la isla debido a la
interrupción de las líneas marítimas entre las dos islas.
Aunque el vendaval no haya provocado daños personales, la verdad
es que la intensidad de la tormenta se ha dejado sentir con fuerza
en Eivissa y Formentera. Desde vallas publicitarias a muros de
bloques han sido arrastrados por las inclemencias meteorológicas.
Ayer, numerosas brigadas de limpieza en diversos municipios
pitiusos se esforzaban por limpiar las calles y retirar árboles y
ramas, además de volver a colocar la enorme cantidad de
contenedores que fueron arrastrados por el viento. A todo ello hay
que añadir el gran número de ventanas y balcones que también han
sufrido daños.
Pero los bomberos no estuvieron solos. Las policía locales de
las Pitiüses también han vivido un fin de semana más que ajetreado.
Además, la lluvia creó una fina película deslizante sobre las
carreteras que provocó que más de un vehículo resbalara y se
saliera de la calzada.
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